La Vida Más Allá de la Sepultura
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fusos cuando los espíritus dicen que en los planos de elevación
espiritual, como la esfera astral en que habitáis, se cultivan las
costumbres y formas terrenas. ¿En donde reside el motivo de
esa contradicción?
Atanagildo: No hay contradicción alguna. Lo que pasa es
que al hombre le falta crecimiento espiritual para poder libe-
rarse completamente de las formas tradicionales de los mun-
dos sub-angélicos. Ese aspecto terreno de nuestro mundo, a
que os referisteis, es el resultado de las necesidades psicológicas
de nuestras almas, pues las formas que mencionáis van desa-
pareciendo gradualmente a medida que ascendemos hacia las
regiones superiores. Por eso, en nuestra metrópoli austral, aun-
que tenga semejanza a las terrenas, ya se relaciona con cosas
más elevadas y que en su estado de transitoriedad nos prepara
para las regiones de exclusiva abstracción mental, es decir, en
la esfera que los ocultistas de vuestro mundo denominan “plano
mental abstracto”.
Esa liberación del mundo de las formas, a que se refirió
Jesús, no se debe interpretar para el mundo que habitáis, pero
sí para vosotros mismos. ¿De qué modo podréis alcanzar las
esferas del espíritu puro, en donde “pensar es vivir”, si partís de
la Tierra, fuertemente esclavizados por vuestras propias crea-
ciones materiales? Normalmente, en vuestro mundo, cuando
el cortejo fúnebre conduce al difunto hacia el cementerio, su
espíritu se encuentra terriblemente embarazado en los hilos de
su propia tela, cual mosca que cae de improviso. A través de
su exagerado sentimentalismo queda preso vigorosamente a los
consanguíneos, recordando a los amigos leales y desencanta-
do con sus detractores; en su mente angustiada se diseña la
figura del hogar que había creado y que en ese momento debe
abandonar obligatoriamente, en donde se destacan los sillones
agradables, los libros encuadernados al “gusto personal”, sus
queridos trajes, el jardín con sus flores predilectas, el automóvil
de la marca y línea preferidas, la pipa importada, la tradicional
caña de pescar o la parrilla eléctrica en donde disfrutaba del
churrasco epicurístico!
Todo eso recuerda el panorama amigable, dócil y servil, un
entretenimiento tan agradable para el desencarnado, que aun
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