Ramatís

nes ilícitos, concurriendo a la falta del alimento imprescindible.

¡ninguno de ellos puede quejarse; pues, en vista de la ne-

cesidad del pago obligatorio “hasta el último céntimo”, la ley 
del Karma los toma en el proceso de recuperación espiritual, 
sumándoles todas las horas, minutos y segundos de sufrimiento 
y de carencia de alimentos que obligaron a soportar a otros, afi-
liándolos a las masas de criaturas que, después, curten la exis-
tencia física pasando por el mundo con las caras macilentas y 
la mirada muerta de los sub-alimentados. el destino equitativo 
les impone también la triste suerte de recoger los restos de las 
comidas de las mesas abundantes, o vivir de residuos humillan-
tes para poder proveer el estómago. Son almas que reviven en sí 
mismas las angustias que causaron al prójimo con su avaricia, 
su astucia, su ambición o rapacidad. deben cumplir los destinos 
que ellas mismas forjaron en el pasado, al hallarse incluidas en 
la ley de “la siembra es libre, pero la cosecha es obligatoria”. Si 
así no fuera, ¡habría que suponer que, realmente, existe el error, 
la injusticia o el sadismo en la ejecución de las leyes creadas 
por dios, que, de este modo, permitiría la existencia de grupos 
privilegiados actuando impunemente en el seno de la sociedad, 
sin incurrir en la responsabilidad de sus actos!

PREGUNTA: – Creemos que la mayoría de la humanidad 

todavía no está en condiciones de poder encuadrarse en las 
reglas de la buena alimentación; ¿no es así?

RaMaTÍS: – Reconocemos que la mayoría de la huma-

nidad no sería capaz de cumplir ni la décima parte de lo que 
recomiendan sobre la alimentación, los compendios científicos 
y los tratados sobre nutrición, con el fin de alcanzar la salud del 
cuerpo y la satisfacción del espíritu, ajustándose a la máxima de 
Juvenal: Mens sana in corpore sano.

a aquellos que no tienen horario para comer, que ingie-

ren apresuradamente lo poco que logran para alimentarse, sería 
irrisorio aconsejarles una masticación cuidadosa, rechazar los 
condimentos excitantes, los mojos epicurísticos, los alimentos 
agresivos o inocuos, así como evitar las malas combinaciones de 
los alimentos. estas aclaraciones están dirigidas a los que pue-
den disponer y decidir su alimentación, concurriendo a su mo-

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