Fisiología del Alma 

gota, hemorroides, constipación del vientre, úlceras y excrecen-
cias en el cuerpo, mientras reconocen que la alimentación a base 
de frutas.y vegetales, contribuye admirablemente a recuperar los 
elementos que favorecen el curso y la flora en el intestino.

Conviene notar que los venenos de la carne son bastante no-

civos al hígado y que lo obligan a un trabajo fatigante, saturándo-
lo de tal modo, que dificultan el delicado proceso de la filtración. 
Hay que agregar que el hombre, por su hábito pernicioso de aña-
dir al cocido o al asado de las vísceras de animales la pimienta o 
el mojo picante, la mostaza, el clavo, la sal en exceso y toda suerte 
de condimentos excitantes, efectuando las más violentas combi-
naciones químicas con otros aderezos como la cebolla, el ajo y el 
vinagre, concluye aniquilando más pronto su organismo carnal.

Después, él mismo trata de inmunizarse contra los efectos 

perniciosos que lesionan su organismo, ayudándose con la gran 
variedad de medicamentos heterogéneos de la pesada farmaco-
pea moderna, en la creencia de poder compensar la agresividad 
de la química violenta y corrosiva que hice surgir. el uso de la 
carne, generalmente acompañado del mojo picante, obliga a los 
órganos físicos a un funcionamiento intensivo y fatigoso, para 
reducir mayor cantidad de fermentos, bilis, jugos y hormonas, 
que atiendan a las necesidades digestivas y proporcionen la fil-
tración de los venenos y su expulsión al exterior.

Bajo el proceso de una alimentación imprudente que pro-

duce toxicidad daniña, los riñones y el hígado se fatigan y se 
congestionan para atender al servicio de filtros del cuerpo; el 
páncreas se agota por la grande producción de fermentos y los 
islotes de langerhans se atrofian reduciendo el suministro de 
insulina y culminando en la diabetes insoluble. las vísceras ani-
males vierten, además, otras toxinas nocivas que perturban el 
movimiento peristaltico del intestino y aumentan la viscosidad 
sanguínea favoreciendo la apoplejía, mientras el ácido úrico se 
disemina por la sangre, causando el artritis.

no os debe ser desconocido que los pueblos orientales, 

alimentados con arroz, frutas, legumbres y habas de soya, no 
padecen de arterioesclerosis, angina de pecho, infarto del mio-
cardio o hemorragias cerebrales; mientras que en occidente, 
esas dolencias aumentan incontrolablemente entre los hombres 

77