Fisiología del Alma 

La caza es predominancia de la bestialidad sobre la 

naturaleza espiritual. Toda destrucción que excede los 

límites de la necesidad, es una violación de la ley de 

dios. los animales sólo destruyen para satisfacer sus 

necesidades, mientras que el hombre, dotado de libre 

albedrío, destruye sin necesidad. Tendrá que rendir 

cuentas del abuso de la libertad que le fue concedida, 

pues eso significa que cede a los malos instintos.

¡Matar el animal o el ave indefensa, que necesita del cariño 

y de la protección humana, constituye, realmente, grave daño 
de orden espiritual! Habiendo allan Kardec preguntado a su 
mentor si se puede unir el sentimiento de crueldad al instinto 
de destrucción, le contestó lo siguiente: “la crueldad es el ins-
tinto de destrucción, que es peor, por cuanto, si algunas veces 
la destrucción constituye una necesidad, con la crueldad jamás 
sucede lo mismo.”

Ratificamos, pues, nuestras consideraciones anteriores, que 

la alimentación carnívora — que es responsable de la matanza 
cruel en los mataderos — es producto de una naturaleza huma-
na “falta de piedad y mala”í como afirmó el mentor de Kardec al 
referirse a la destrucción acompañada de crueldad (752).

PREGUNTA: – Si es así, debe ser contraproducente que los 

médiums se sienten a la mesa espiritista con el estómago sa-
turado de carne, ¿no es verdad?

RAMATÍS: – Eso depende de la naturaleza de las comu-

nicaciones, del ambiente y del tipo moral del médium. Si él es 
una criatura distanciada del evangelio, no pasará de ser fácil 
repasto para los espíritus glotones y carnívoros que han de ban-
quetearse en su aura impregnada de fluidos del astral del puer-
co o del buey. Si se trata de una criatura evangelizada y afecta 
a las comunicaciones de beneficio humano, será protegida por 
sus espíritus afectos, a pesar de ser portadora de repulsiva carga 
de gases astrales, de eructos, que incomodarán a las entidades 
presentes más evolucionadas.

Pero el carnívoro y glotón poco produce en el trabajo de 

intercambio con las altas esferas; su periespíritu se encuentra 
saturado de miasmas y de bacilos psíquicos exudados por la 

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