Ramatís
crueldad de los mataderos, carnicerías y matanzas domésticas. La
alimentación vegetariana, queda, pues, definitivamente recomen-
dada por la doctrina espirita, porque de la privación de la carne
por parte del hombre, éste se ennoblece y el animal se beneficia.
en el capítulo Vi del Libro de los Espíritus (de la ley de la
destrucción), se elimina cualquier duda a este respecto, cuando
allan Kardec indaga sobre si entre los hombres existirá siempre
la necesidad de la destrucción, y el espíritu responde que esa ne-
cesidad se irá debilitando a medida que el espíritu sobrepuja a la
materia y que el horror a la destrucción aumenta con el desarro-
llo intelectual y moral. ahora bien, si el horror a la destrucción
aumenta tanto como el desarrollo intelectual y moral del hombre,
se sobreentiende, lógicamente, que aquellos que todavía no mani-
fiesten horror a la destrucción, es porque no se han desarrollado
moral e intelectualmente. Son retardatários en el progreso espi-
ritual, pues como “destrucción” puede ser considerada la que es
producida por el deseo de comer carne, lo que demuestra acen-
tuada predominancia de la naturaleza animal sobre la espiritual.
al final de la respuesta a la pregunta 734, el espíritu, aunque afir-
me que el derecho de destrucción se halla regulado por la nece-
sidad que tiene el hombre de proveer su sustento y su seguridad,
¡hace la salvedad de que el abuso jamás constituye un derecho!
este concepto final tiene relación más directa con los espiri-
tistas y los espiritualistas en general, pues constituye realmente
un abuso, ante el sentido más puro de la vida, por la prodigalidad
de frutas, legumbres y hortalizas, que los hombres, conscientes
de tal concepto, todavía persistan en devorar los despojos de
sus servidores inocentes. los espiritistas que hayan estudiado
las obras sensatas y progresistas de allan Kardec, ¡habrán de
sentirse muy humillados ante la justicia sideral, cuando después
de haber recibido enseñanzas que piden frugalidad, equilibrio,
piedad y pureza, contradicen el esfuerzo de liberarse de la ma-
teria, prosiguiendo en el banquete mórbido de vísceras asadas
ococidas epicurísticamente para el necrocómio del estómago!
el inteligente codificador de la doctrina espiritista — como
si hubiera presentido con un siglo de anticipación la ignominia
de la destrucción de los animales y las aves — incluyó en su obra
citada la respuesta número 735, que es un libelo contra la caza:
66