Ramatís
“La naturaleza trazó límites a los gozos, para indicar lo
necesario; pero, por vuestros excesos, llegáis a la saciedad y os
penitenciáis a vosotros mismos.”
a la indagación hecha sobre lo que se debe pensar del hom-
bre que procura con los excesos de todo género y la exageración
de los placeres; el espíritu dio la respuesta siguiente, sobre el
número 714:
“¡Pobre criatura! es más digna de lástima que de envidia,
pues bien cerca está de la muerte.”
“¿Cerca de la muerte física o de la moral?” — preguntó
Kardec al espíritu comunicante —. este respondió: “de ambas.”
allan Kardec, no satisfecho todavía con la respuesta deci-
siva e insofismable de su mentor, añade la nota siguiente a las
anteriores preguntas:
el hombre que procura en los excesos de todo género la
exageración del placer, se coloca por debajo del bruto,
ya que éste sabe detenerse cuando está satisfecha su ne-
cesidad. Abdica de la razón que Dios le dio por guía y,
cuanto mayores sean sus excesos, tanta más preponde-
rancia confiere el hombre a su naturaleza animal sobre
su naturaleza espiritual. Los dolores, las enfermedades
y aun la muerte, que resultan del abuso, son, al mismo
tiempo, el castigo a la transgresión de la ley de dios.
el genial codificador del espiritismo estatuye, en las con-
sideraciones que anteceden, la norma exacta que debe seguir el
adepto espiritista en materia de alimentación. indudablemente,
el espiritista es aquel que procura mejorar su conducta a través
de un continuo esfuerzo de perfeccionamiento. Debe actuar ince-
santemente para que “su naturaleza espiritual predomine sobre
su naturaleza animal’; lo que no le será posible conseguir con los
excesos pantagruélicos, que lo “colocan por debajo del bruto”.
La naturaleza espiritual en modo alguno se purifica o se
revela ante las parrillas en donde se asan los trozos de carne re-
pugnantes o ante las soperas humeantes en las que sobrenadan
64