Fisiología del Alma
PREGUNTA: – Creemos que el espiritista todavía no puede
ser censurado como consecuencia de su alimentación carní-
vora, toda vez que es una costumbre que, además de ser bas-
tante natural, es propia de nuestro actual estado evolutivo
espiritual. Nos es difícil comprender que el hecho de promover
una inofensiva y tradicional churrasqueada o tomar parte en
una comida carnívora, pueda situarnos como culpables ante
el Creador. ¿No tenemos, por lo menos, cierta razón?
RAMATÍS: – Ya es hora de que racionéis con más sensatez so-
bre el verdadero sentido de la espiritualidad, haciendo distinción
también con más claridad entre los vicios del reino de Mamón y
los valores que promueven a la ciudadanía del mundo de dios.
Pese a las argumentaciones que presentáis en cuanto a la
nutrición carnívora, alegando el acondicionamiento natural del
pretérito, ya es tiempo que comprendáis que sonó la hora del
definitivo despertar espiritual. en concomitancia con la próxi-
ma verticalización del eje imaginario de vuestro orbe, es ne-
cesario que os verticalicéis en espíritu, os libertando también
de la alimentación cruel e ignominiosa de las vísceras de los
animales. ¡no son pocas las veces en que vuestras contradiccio-
nes llegan a asumir el carácter de incumplimiento a los bienes
generosos que provienen de la magnitud del Padre!
PREGUNTA: – No percibimos lo que queréis decir. Dadnos
algún ejemplo de algunas de esas contradicciones a que os
referís en tono tan enérgico.
RaMaTÍS: – ¡Hemos tenido oportunidad de presenciar
homenajes presentados por los espiritistas a sus cofrades, ofre-
ciéndoles trozos cadavéricos asados, mientras que sobre sus ca-
bezas pendían racimos de uvas de los lindos parrales que les
ofrecían, además de sus frutos, sombra amiga para el mórbido
festín! Mientras la carne se quemaba en el brasero ardiente, su
humareda fétida y viscosa envolvía los manzanos, las vides y
los dorados naranjales, llenos de frutos nutridos, como ofertas
divinas desdeñadas por el hombre ingrato!
los predicadores espiritistas, integrados en el mesianismo
de salvar las almas esclavizadas a la materia, deben cooperar
en el saneamiento de la vida en todas sus expresiones físicas o
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