Fisiología del Alma
acto que produzca el sufrimiento ajeno; abdica de sí misma y de
sus gozos en favor de otros seres, transformándose en una Ley
Viva de continuo beneficio, y en obediencia a esa ley benéfica,
se asemeja a la fuerza que dirige el crecimiento de la simiente
en el seno de la tierra: alimenta y fortifica, ¡pero no la devora!
esa conciencia espiritual se vuelve una fuente de tal gene-
rosidad, que toda expresión de vida del mundo la comprende y
estima por su protección y por su actuación inofensiva. Sabéis
que Francisco de asís hablaba a los lobos y éstos le oían como si
fuesen inofensivos corderos. Jesús extendía sus manos benditas,
y las víboras más feroces se aquietaban en dulce êxtasis. Sri
Maharshi, el santo de la india, cuando estaba en divino “samad-
hf”, era alcanzado por las arañas que dormían en sus manos,
oacariciado por las fieras que lamían su cara. algunos místi-
cos hindúes se dejan cubrir por insectos venenosos y por abejas
agresivas, que vuelan sobre su piel con la misma delicadeza con
que lo hacen sobre las corolas de las flores. los antiguos inicia-
dos esénios se adentraban en las florestas bravías con el fin de
alimentar a los animales feroces que eran víctimas de las tor-
mentas y de los cataclismos. algunas criaturas se vanaglorian
de no haber sido mordidos por abejas, insectos dañinos, perros
oculebras. Generalmente, son personas vegetarianas que man-
tienen integralmente vivo su amor por los animales.
¡las almas angélicas que llegaron a comprender realmente
el motivo de la vida del espíritu en el mundo de las formas,
que poseen un corazón magnánimo e incapaz de presenciar el
sufrimiento de los animales, no devoran sus entrañas; como los
verdaderos amigos de los pájaros, no los encierran en jaulas,
aunque éstas sean doradas! es ilícito que el hombre destruya
un patrimonio valioso que dios le confía para su provisional
administración en la Tierra; le cumple proteger, desde la flor
que perfuma el margen de los caminos, hasta el infeliz animal
arisco que sólo pide un poco de pan y de amistad. el devorador
de animales, por muy evangelizado que sea, es un perturba-
dor del orden espiritual en la materia. Se podrá justificar como
desee, pero su persistencia en nutrirse con los despojos de los
animales, prueba que todavía no se adaptó, por completo, a los
verdaderos objetivos del creador.
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