Fisiología del Alma
60, sólo pueden combatir el síntoma objetivo, que es una ocu-
rrencia local, pero no pueden alcanzar la estructura morbosa
que afecta el todo individuo.
Por tanto, el médico tendrá siempre mejores oportunidades
de curar, obrando a través de la quimioterapia y de la botáni-
ca, por cuanto se dirige al todo metabólico, mientras la cirugía
solamente extrae piezas vivas dañadas por el cáncer, y la ra-
dioterapia procura extinguir el foco canceroso en la periferia
de la materia, esto es, en su vertencia mórbida, en su efecto,
pero no en su causa. el científico terrestre podrá tener algún
éxito compensador, en el caso de que se interese en el uso de las
sustancias absorbentes, radiactivas o superactivas en el trata-
miento canceroso, que posean los elementos esenciales para las
éxtasis de la proliferación anómala, en virtud de poder actuar
en el metabolismo de las células por una acción magnética y
de influencia electrónica, obligando al morbo a converger más
intensamente en la carne y, al mismo tiempo, neutralizarlo. En
ese caso, la liquidación de los neoplasmas malignos, en el mo-
mento, sería más sensata por ese proceso, sin lesionar los tejidos
circunvecinos, hasta que el ciudadano terrestre se sensibilice
más y presente la necesaria electividad psíquica que le permita
obtener mayor curación a través de la magnetoterapia y de la
homeopatía bajo alta dinamización.
Como el virus astral que provoca el cáncer no puede ser vis-
to ni aniquilado por los recursos de la terapia física, la química
y la botánica ofrecen mejores perspectivas de éxito, porque el
empleo de sustancias absorbentes y radiactivas, no sólo convoca
a la frecuencia más periférica, sino que presenta mejores opor-
tunidades para lograr extinguirlo bajo el bombardeo magnético
de los electrones de incidencia profunda. eso se podría efectuar
con ciertos productos carboníferos derivados de la hulla, que
hayan permanecido en terrenos ricos en magnetismo y en ra-
diactividad y, posiblemente, constituidos por fuerte combustión
prehistórica. el carbón mineral, posee una exótica facultad en el
tratamiento del cáncer; ayuda a invertir los polos del elemento
creador que fue subvertido por el conflicto energético o por la
intervención desatinada de la mente y de la emotividad huma-
na. Predispone, así, a un nuevo encadenamiento celular dentro
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