Ramatís
su reducción depende, fundamentalmente, de la cristificación
consciente y desinteresada de los hombres, constituida en una
renuncia deliberada contra los vicios y las pasiones que violen-
tan el electronismo básico de la organización física. Pero no es
suficiente la simple adhesión a cualquier secta religiosa o a cual-
quier filosofía admirablemente superior, para obtener la desea-
da solución terapéutica, pues si eso bastara, no sucumbirían por
el cáncer, los sacerdotes, los obispos, los cardenales, las monjas,
los pastores protestantes, los sentenciosos jefes o líderes entu-
siastas de los modernos movimientos espirituales eclécticos.
¡ninguna droga farmacéutica, ningún proceso quirúrgico,
ninguna aplicación radioterápica, podrán extinguir prematura-
mente el morbo canceroso, cuyas raíces enfermizas se profun-
dizan en el terreno cultivado por los desatinos del alma, la gran
olvidada de todos los tiempos!
Mientras la droga química puede curar el cuerpo, que no es
otra cosa que el organismo transitorio actuando en el escenario
de la materia, sólo el medicamento evangélico será capaz de
curar el espíritu, que es la entidad inmortal del Universo.
Pregunta: Sin querer ser indiscretos, nos gustaría que pu-
dieseis decirnos cuál sería la terapéutica más indicada, en el
momento, para la mejor solución del caso del cáncer, indepen-
dientemente de la urgente modificación espiritual del enfermo.
¿Podréis hacerlo?
Ramatís: Sin duda, es la bio-quimioterapia la más indicada
para el tratamiento del cáncer en la actualidad, así como ciertos
recursos que la Medicina puede encontrar en la fitoterapia. ade-
más, es la propia Medicina la que considera el cáncer como una
enfermedad eminentemente clínica, por cuyo motivo debería
ser tratada especialmente por tales medios. la cirugía, aunque
preste socorro avanzado en ciertos casos, apenas mutila, sacri-
ficando parte del tejido normal, para evitar la recidiva; recurso,
además, inútil, por cuanto el morbo continúa fluctuando en el
periespíritu del enfermo, en espera de una nueva oportunidad
patogénica. en cuanto a los otros métodos, algunos ya experi-
mentados y puestos de lado, entre los cuajes podemos citar el
termocauterio, la fulguración eléctrica o el bisturí eléctrico, las
radiaciones por los rayos X, el radium o la bomba de cobalto
418