Fisiología del Alma
perimentaciones de laboratorio, sería la solución deseada, pues
en ese caso, apenas se habría identificado el “materializado” del
morbo psíquico bajado a la luz de la observación física, o sea
el agente que se alimenta de la condición psíquica morbosa. Se
comprobaría, apenas, un efecto visible o sensible al microscopio,
sin que por ello fuese entrevisto el verdadero origen del desequi-
librio enfermizo situado entre las energías etéreo-astrales del
mundo oculto, responsables de la cohesión atómica. Pero aun
en ese caso, la terapéutica mejor aconsejada, sería siempre la de
restablecer las causas espirituales desarmonizadas, “de adentro
hacia afuera”, o sea, del espíritu a la materia.
He ahí por qué el espiritismo, aunque se dedique funda-
mentalmente a las relaciones del espíritu inmortal con la mate-
ria, es también una doctrina fundamentada en la propia ciencia
humana, pudiendo considerarse, a la vez, pionero de la verda-
dera terapia humana, pues hace casi un siglo, se consideraba
ya que las curaciones de las enfermedades físicas y por tanto
también el cáncer, debe comenzar en primer término, por la re-
novación psíquica del enfermo.
aunque el academicismo, todavía muy prendido a la frial-
dad del sistemático científico, considere que los pases magné-
ticos no son otra cosa que una terapia infructuosa, ingenua o
empírica, la realidad es que todo pasista criterioso y de buena
evolución espiritual, se convierte en un indiscutible dinamiza-
dor de las energías vitales latentes, almacenadas en el propio
enfermo canceroso. Su trabajo consistirá en restablecer el orden
violado en el campo biomagnético del ser humano, cuya desor-
ganización puede proceder tanto del contenido subvertido de
elementos tóxicos psíquicos acumulados en las vidas anteriores,
como del bombardeo incesante de la mente descontrolada por
los celos, la rabia, la cólera, el odio o la crueldad. el cáncer,
aunque se trate de una enfermedad clasificada minuciosamente
en las tablas patológicas del mundo, ¡es conveniente que sea
sondeado en cuanto a la responsabilidad del espíritu enfermo,
que lo produce a través del desequilibrio psíquico!
algunas veces, hemos verificado en la intimidad de ciertas
personas, que el desarrollo canceroso subrepticio e ignorado to-
davía físicamente, cesó en su avance mórbido o se estacionó en
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