Fisiología del Alma
de detritus magnéticos, forzando su fisiología angélica. Evitaba
siempre la alimentación descuidada, y cuando sentía pesar en
su organización las emanaciones del astral inferior, disminuía
la resistencia material a su espíritu, practicando el ayuno que le
ofrecía mayor libertad para su mundo celestial.
Nunca vimos a Jesús partiendo trozos de carne u ofrecien-
do perniles de puerco a sus discípulos. Se servía de los paneci-
llos hechos con miel, de harina de maíz y de mijo, combinados
con jugos o caldos de cerezas, fresas y ciruelas.
PREGUNTA: – En la hora de la desencarnación, ¿la ali-
mentación carnívora puede perjudicar el desprendimiento
del espíritu?’
RaMaTÍS: – la ley es inmutable en cualquier sector de la
vida. el éxito liberatorio en la desencarnación depende, por en-
cima de todo, del tipo de vibraciones buenas o malas en la hora
en que el desencarnado es sometido a la técnica espiritual desen-
carnatória. El perverso que se lanzó en un abismo de crueldad,
en su vida física, será siempre un campo de energías tenebrosas e
impermeables a la acción de los espíritus benéficos. Pero el santo,
que se da todo en amor y servicio al prójimo, se convierte en una
fuente receptora de energías fulgurantes que le abren claridades
para la ascensión radiosa. Justamente después del abandono del
cuerpo físico, es cuando el campo energético del periespíritu re-
vela en el Más allá, y más fuertemente, el resultado del metabo-
lismo astral que sostuvo en la Tierra. en consecuencia, el hombre
carnívoro ha de sentirse siempre más imantado al suelo terres-
tre que el vegetariano que, además de hallarse espiritualizado,
incorpora energías más delicadas en su vehículo periespiritual.
Reconocemos que mientras el facineroso vegetariano puede ser
un océano de tinieblas, el carnívoro evangelizado será un cam-
po de Luz. No obstante, como la evolución induce a la armonía
completa en el conjunto psicofísico, entre el hombre carnívoro
y el vegetariano, que cultiven los mismos principios de Jesús, el
último habrá de lograr más éxito en su desencarnación.
la ausencia de carne en el organismo lo libra del exceso de
toxinas. en la desencarnación, el alma se libera, así, de un cuer-
po menos denso y menos intoxicado de albúmina y urea, que
41