Fisiología del Alma 

humano enfermo, desde el espíritu hasta la periferia orgánica 
de sus células, considerando en situación más secundaria la en-
tidad mórbida llamada “cáncer”.

el hombre, como ya hemos dicho en distintas ocasiones, 

no es un ser dividido por compartimientos estancados, con la 
posibilidad de ser evaluados aisladamente del todo psicofísico. 
en realidad, es una centella inmortal. es una conciencia y una 
memoria acumuladas en el tiempo y en el espacio, que actúa 
a.través de varios vehículos ocultos en el mundo invisible que
vibran en sus planos correspondientes, para luego situarse en la
cápsula de carne, que es el organismo físico. en consecuencia,
como el hombre está compuesto por la esencia de la vida cós-
mica y se une también a todas las manifestaciones de vida en el
Universo, debemos considerar que cualquiera de sus perturba-
ciones íntimas han de reflejarse en su todo individuo.

La materia, como energía condensada, es fuerza disciplina-

da por la cohesión cósmica, sometida a las leyes que regulan las 
polarizaciones y el intercambio recíproco de la nutrición ener-
gética. el hombre, como un organismo electrobiológico, obede-
ce también a una polaridad que se equilibra por las cargas ne-
gativas y positivas, para actuar en perfecta sincronización con 
los movimientos cardíacos y de la respiración. de este modo, 
las lesiones que se procesan en su cuerpo físico, ya sean las 
tumoraciones cancerosas o el disturbio leucémico ocurrido en 
la intimidad de la médula ósea, en realidad, deben su origen al 
elemental creador alterado por la desarmonía dinámica de esas 
corrientes electromagnéticas, que descomponen el potencial de 
su sustentación celular.

así es que, en el tratamiento del cáncer, el pasista magné-

tico debe, en primer lugar, cuidar de restablecer el equilibrio 
compensador del flujo dinámico de las corrientes negativas y 
positivas en el todo individuo, obrando a lo largo del sistema 
nervioso. después que consiga una acción eficiente y energética 
del magnetismo que circula en todo el organismo, es que deberá 
concentrar las cuotas de energías magnéticas necesarias a las 
zonas o a los órganos enfermos. Esa transfusión de energías 
magnéticas, de un polo positivo a un polo negativo, termina 
por auxiliar extraordinariamente el cuerpo físico, para su res-

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