Ramatís

etérico”, converge hacia la carne y provoca la recidiva cuando 
se le ofrece una nueva oportunidad mórbida.

el cáncer sólo se estaciona o se extingue, en su curso des-

tructor, cuando se halla agotado totalmente para el cuerpo físico 
el contenido tóxico astralino o volatizado del periespíritu, me-
diante fuerza mental de alto nivel espiritual. Al haber sido verti-
do todo el veneno psíquico en la carne, al extirpar el cirujano el 
órgano o el miembro contaminado, elimina, con la tumoración, 
la última carga mórbida oculta, desapareciendo, así, cualquier 
posibilidad de recidiva cancerosa.

Pregunta: ¿Podríais darnos algún ejemplo algo material, 

que pudiese aclararnos mejor este asunto?

Ramatís: Repetimos: la recidiva cancerosa sólo ocurre cuan-

do todavía continúa circulando en el periespíritu del operado, 
el elemental virulento capaz de nutrir una nueva tumoración. 
Cuando el cirujano opera, apenas elimina el “punto de apoyo” 
físico en que se afirmaba subrepticiamente el “miasma” invisible 
y responsable de la desarmonía en la base cohesiva de las célu-
las, ya que es perfectamente lógico que los hierros quirúrgicos 
no pueden exterminar el proceso mórbido del periespíritu. ¿es 
preciso considerar que se agote por completo el agua contenida 
en un depósito, por el hecho de que se haya retirado del mismo 
una vasija llena del líquido? es fuera de duda que, abierta de 
nuevo la llave que le daba salida, el líquido volverá a vaciarse. 
en analogía rudimentaria, podríamos decirlos que la simple ex-
tirpación de los tumores cancerosos, no significa la retirada del 
último balde de agua del depósito mórbido del periespíritu, por 
cuyo motivo, la mutilación quirúrgica no proporciona la cura-
ción definitiva del enfermo.

los espiritistas, los esoteristas, los teósofos y los rosacru-

ces, saben que, entre el cuerpo carnal y el periespíritu, el hom-
bre posee otro vehículo energético llamado “duplo etéreo”, el 
cual es portador de los centros de fuerzas etéricas o “chakras”, 
responsables de las relaciones mutuas entre los dos mundos. 
Cuando el individuo “muere” o desencarna, el cuerpo etéreo, que 
es provisional y sólo presta servicio al encarnado, se disuelve 
en el aire, en la superficie del túmulo. en las noches de verano 
seco, durante las cuales hay exceso de magnetismo en la atmós-

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