Fisiología del Alma 

estados del alma, como la melancolía, el desánimo, la ansiedad, 
la angustia o la preocupación enfermiza, que presentaban alte-
raciones por debajo de las emociones súper excitadas.

Ciertos individuos temperamentales se asemejan a un vaso 

conteniendo líquido nocivo, repleto hasta el borde, al que le es 
suficiente una gota más, para que se desborde en condenable 
descontrol atribuido fácilmente a una enfermedad nerviosa. 
aunque se encuentren saturados psíquicamente por el morbo 
pernicioso arrastrado desde vidas anteriores, lo irritan y se so-
brecargan con nueva cantidad de tóxicos producidos durante la 
vida actual. les basta, entonces, un nuevo ataque de cólera, de 
celos, un insulto más, una gran decepción, un estado de envidia 
prolongado, para que surja el cáncer de modo espontáneo y se 
desarrolle rápidamente.

Como la carga del psiquismo mórbido que actúa en el cuer-

po físico produce el desánimo, la melancolía, el pesimismo o la 
desesperación, aquellos que bajo tales condiciones perjudicia-
les no emprendan una reacción psíquica optimista, se volverán 
candidatos electivos para las enfermedades incurables, y hasta 
para la más pronta muerte.

de ahí el motivo de nuestra obstinada insistencia en ad-

vertirlos que ante cualquier brote de enfermedad, ya se trate 
de una sencilla intoxicación hepática o del tan temido cáncer, 
la primera medicación de urgencia más aconsejable debe ser el 
restablecimiento del dominio mental del enfermo y su urgente 
renovación espiritual. las pasiones violentas, cuando son do-
mesticadas bajo el control del espíritu, se convierten en energías 
útiles y creadoras, en el campo del magnetismo del ser.

a pesar de las innumerables incredulidades y de la ironía 

los individuos más intelectuales, es la evangelioterapia el re-
curso más eficiente para ayudar al alma en el control de sus 
impulsos peligrosos!

no existiendo enfermedades y sí enfermos, éstos se deben 

esforzar al máximo posible para curar sus espíritus, aunque 
comprueben que el tóxico descendido de la vestimenta peries-
piritual ya alcanzó su carne, pues tan pronto como se extinga el 
foco maligno que reside en la intimidad oculta del alma, es fuera 
de duda que también se extinguirá la enfermedad, del mismo 

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