Ramatís

el hombre sea curado en su esencia, toda vez que él no es una 
maquinaria viva cuyas piezas accidentadas puedan ser repara-
das aparte de sus emociones y de sus pensamientos.

PREGUNTA: – Tenemos conocimiento de que la curación 

de muchas enfermedades dependió solamente del hecho de 
que la ciencia encontró en el enfermo una carencia vitamí-
nica o la falta de una simple inmunización o de una vacuna 
adecuada. En ese caso, ¿quedará todavía algún morbo que 
bajando del psiquismo del enfermo, pueda manifestarse en 
otra forma enfermiza?

RaMaTÍS: – el hecho de que la ciencia haya encontrado el 

“medio” o el agente que materializaba a la luz del mundo físico 
el morbo que se hallaba oculto en el periespíritu o que haya su-
plido el elemento que hacía falta para completar la salud del en-
fermo, no constituye una garantía suficiente para que haya sido 
extinguida la causa de la enfermedad; pues realmente, apenas 
se eliminó un efecto verificable por los aparatos o por los cono-
cimientos médicos. así como el “descenso” de los fluidos tóxicos 
del periespíritu provoca la proliferación peligrosa de ciertos gér-
menes en el cuerpo físico, de la misma forma puede neutralizar 
un tipo de hormona, fermento, jugo o vitamina, haciendo surgir 
la carencia que es anotada objetivamente. Sin duda, una vez 
hecha la recomposición vitamínica, ha de desaparecer el efecto 
mórbido correspondiente diagnosticado por la ciencia. no obs-
tante, en la intimidad del ser, el morbo que destruía la vitamina 
faltante o que perturbaba el mecanismo que la asimilaba, con-
tinuará actuando sobre otro elemento orgánico que, más tarde, 
la medicina fijará bajo un nuevo brote patológico.

no hay duda que se debe mucho a las investigaciones mé-

dicas loables y a los trabajos abnegados de experimentación en 
los laboratorios, con lo cual se pudieron corregir innumerables 
enfermedades graves que diezmaban personas en la forma de 
temibles flagelos insolubles. Ya os hemos dicho que si no fuera la 
ayuda que el médico proporciona el encarnado para que pueda 
drenar sus tóxicos de modo soportable, atendiéndolo, aliviándo-
lo y evitándole la compleja saturación patológica, ¡desde hace 
mucho tiempo, vuestro mundo habría venido a ser un conglo-

376