Fisiología del Alma
fue atribuida la presencia de cualquier virus o ultravirus filtra-
ble. En verdad, se trata de un agente vivo o “materializador” de
la enfermedad, que es, en suma, la prueba de que la vida mayor
es el producto exacto de la aglomeración de las vidas menores.
es indiferente que lo clasifiquen de miasma, elemental, prima-
rio, energía, bacilo, virus o ultravirus todavía ocultos a los sen-
tidos humanos, pues ellos actúan y forman la base fundamental
de la dolencia, exactamente en el mundo psíquico-mental que la
ciencia olvida investigar.
en consecuencia, en el caso del cáncer, es muy importante
que, además de la preocupación exclusiva por aislar un virus
responsable de la enfermedad, se examine también cuál es la
base o el agente oculto en el alma humana que nutre la manifes-
tación virulenta de esas energías microscópicas vivas y creado-
ras que, después de ser alteradas, enferman al hombre. ¿Cuáles
serán los estados mórbidos del alma que más fácilmente pueden
irritar esas energías, invirtiendo su acción fecundante que deter-
mina la embestida destructora? ¿de qué modo el alma atrae y
modifica esas fuerzas y las asocia morbosamente a su organiza-
ción psicofísica, para ser luego obligada a expurgar los residuos
deletéreos por la carne, bajo sufrimientos que sólo terminan en
el túmulo? Por tanto, en el caso de las enfermedades humanas
en que domina una causa espiritual, poco se adelanta identifi-
cando únicamente el “medio”, el virus o el agente responsable
de la materialización mórbida y del efecto patológico.
no hay duda, no obstante, de que los científicos terrenales lle-
garán a aislar e identificar el “agente patogénico” del cáncer cuan-
do, debido a la mayor sensibilidad de sus futuros aparatos y el
dominio de las fuerzas ocultas, puedan actuar en los límites del as-
tral, que es en donde realmente se ejercita el elemental canceroso.
es por ello que los espíritus adelantados, en general, ha-
llan de gran importancia que la ciencia terrestre investigue con
ánimo y sin preconceptos académicos cuál es el origen de los
desequilibrios mentales y emotivos que, tanto en la actual exis-
tencia como en el pretérito, han sido los responsables ocultos
de la manifestación y del aceleramiento canceroso. Así, tal vez
la humanidad cese, poco a poco, de producir el terrible miasma
cancerígeno y, por consejo del médico, trate de volatilizarlo del
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