Ramatís

horas de faltas practicadas contra la ley, no hay duda de que, 
además de sus dolores físicos inherentes al descenso de las toxi-
nas del periespíritu, ha de vivir hasta pagar el “último céntimo”, 
lo correspondiente a las amarguras sembradas anteriormente.

PREGUNTA: – En vista de que nos habéis informado que 

el cáncer kármico es más bien resultado de cierto tipo de flui-
do tóxico producido por la mente en las operaciones de magia 
mental o verbal y de brujería practicadas contra el prójimo 
en el pasado, os rogamos que nos expliquéis por qué motivo 
ataca a individuos reconocidamente santificados por su bon-
dad, su ternura y su resignación, como ya hemos comprobado 
muchas veces. ¿No querrá decir eso que la Ley es atrabiliaria e 
injusta, por el hecho de coger en sus mallas tanto a los justos 
como a los injustos?

RaMaTÍS: – Si el simple hecho de asumir buenos propósi-

tos y de realizarlos en una sola existencia fuese suficiente para 
extinguir la carga deletérea fluídica almacenada durante siglos 
y milenios en el periespíritu, es evidente que, además de una 
visible incongruencia de la pedagogía sideral, las más graves 
responsabilidades serían rescatadas fácilmente a través de cual-
quier actitud pacífica interesada en conseguirlo. Pero el hecho es 
que los propios espíritus, en general, se preparan en el espacio 
para cumplir sus purgaciones más severas en la encarnación, 
con el fin de librarse más pronto de la carga maligna que toda-
vía pesa sobre su vestimenta periespiritual. aquellos que mayor 
interés ponen en eso en el Más allá, atraviesan la vida física ejer-
ciendo severa vigilancia sobre todos sus actos, evitando la mí-
nima probabilidad de incurrir en nueva perturbación psíquica, 
atentos siempre a la voz oculta de sus mentores desencarnados.

algunos espíritus, mientras se hallan encarnados, presien-

ten la aproximación de sus pruebas cancerosas y desde muy 
temprano se desencantan de las ilusiones de la vida material, 
adquiriendo fuerzas en la meditación y renunciando delibera-
damente a los bienes y al confortamiento material. Se transfor-
man, así, en criaturas serviciales y estoicas, procreando y aten-
diendo con buen ánimo a su prole consanguínea, mientras las 
más heroicas llegan a criar a los hijos ajenos. Viven cristiana-

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