Fisiología del Alma
bida, diferenciándose por los tumores epiteliales, sarcomas,
oatacando el sistema óseo, el linfático o el sanguíneo, como
en el caso de la leucemia? ¿No es un sólo tipo de elemental o
fluido tóxico que baja del espíritu a la carne?
RaMaTÍS: – Justamente por el hecho de que comprobéis
esas diferentes formaciones cancerígenas, podéis deducir que no
existe una enfermedad específica llamada “cáncer”, con una ac-
ción mórbida idéntica en todas las criaturas. Por lo tanto, hay
varios tipos de enfermos que diferencian en la carne el proceso
morboso de las tumoraciones y afecciones cancerígenas, en co-
rrespondencia con sus propias constituciones psíquicas y res-
ponsabilidades kármicas individuales. no podemos extender-
nos por los caminos de la ciencia médica con el fin de explicarlos
minuciosamente la etiología exacta del epitelioma, del sarcoma,
de los procesos que alteran el núcleo o el protoplasma de las
células o de la proliferación de los glóbulos blancos, como en el
caso de la leucemia pero podemos afirmar que la virulencia, el
tipo de las tumoraciones y otras afecciones cancerosas, depen-
den muchísimo de la cantidad y de la fluencia del tóxico que
se acumula en el periespíritu. Ciertos espíritus poseen todavía
residuos mórbidos cancerígenos remanentes de la magia negra
del final de la civilización atlántica, y por ese motivo aun darán
curso al cáncer en otras encarnaciones futuras, con el fin de
poder expurgar todo el contenido tóxico. otras entidades, como
ya os hemos explicado, fueron acumulando la energía cancerosa
lentamente, a través de decenios o siglos, bajo la acción vibrato-
ria del hechizo mental o verbal, sin haber adquirido el estigma
virulento que se produce en la práctica de la brujería, que atro-
fia y lesiona la vida física del semejante que es hechizado.
debemos destacar aquellos que en la encarnación anterior
actuaron bajo tal espíritu de maldad contra su semejante, lo que
fue suficiente para que se produjera la subversión de sus ener-
gías creadoras, convirtiéndolos en candidatos a la inapelable
prueba del cáncer en la próxima existencia.
Queremos aclararlos que los efectos cancerosos correspon-
den exactamente a la intensidad de las causas que los originaron
en el pasado en perjuicio del prójimo. Se ajustan al porcentaje
equitativo de los perjuicios generados anteriormente, ya sea por
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