Fisiología del Alma
de las corrientes “vitales-magnéticas”, con el fin de alimentar
su vida parasitaria y vampiresca. Su acción es interpenetran-
te en la vestimenta periespiritual y condensa fácilmente toda
sustancia mental que, por efecto del mal uso de los dones del
espíritu, baja en su frecuencia vibratoria. actúa también fuer-
temente al nivel de las emociones descontroladas, e interfiere
principalmente en la función del “chakra esplénico”, que es el
centro controlador y revitalizante de las fuerzas magnéticas que
se relacionan a través del bazo. En el periespíritu, que es la
matriz de la organización carnal, se puede observar ya, enton-
ces, la caracterización subversiva de las células neoplásticas del
cáncer, cuya proliferación anárquica repercute poco a poco en
dirección al cuerpo físico, en concomitancia con el fluido perni-
cioso que opera subrepticiamente en un incesante rebajamiento
vibratorio. Por desgracia, es el propio espíritu del hombre el
que debilita su comando biológico y concurre, con sus desatinos
mentales y con sus pasiones violentas, a que la manifestación
cancerosa se produzca con mayor rapidez.
ante la desarmonía verificada en ese comando electrónico,
responsable de la aglutinación atómica que produce la carne,
el miasma astralino intercepta el flujo vital y se perturban las
líneas de fuerzas magnéticas que predisponen la armonía orgá-
nica, resultando de ello la rebelión incontrolable de las células.
los clarividentes encarnados pueden observar, con cierta
claridad, que ese miasma cancerígeno emite una serie de tentá-
culos o pseudopodos que, emergiendo del periespíritu, penetran
después invisiblemente por la piel y por los órganos físicos, a los
cuales se aferran con vigor, trazando anticipadamente el curso
anárquico de las formas celulares. otras veces, se extiende por
la intimidad de la médula ósea, del hígado o del bazo, vampi-
rizando los glóbulos rojos y caracterizando la hiperplasia del
tejido formador de los glóbulos rojos.
las células físicas, embebidas por esa esencia degradada y
parasitaria, perturbanse y se atropellan en su genética, materia-
lizándose en la carne bajo la conformación heterogénea y nociva
de los neoplasmas malignos.
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