Ramatís

a las mismas cosas y a los mismos seres que antes servía como 
bienhechor. Se revela, pues, una fuerza nociva y destructora, 
cuando le convocan, de su mundo oculto, para fines contrarios 
a su energética normal.

PREGUNTA: – Con el fin de que podamos conocer me-

jor cuál es la acción exacta de esa energía, que tanto puede 
sustentar la vida física como puede perturbarla causando el 
cáncer, ¿podríais darnos algún ejemplo comparativo con cual-
quier otra energía conocida en nuestro mundo?

RaMaTÍS; Creemos que la naturaleza y la acción de la 

electricidad podrían ayudaros a comprender mejor la naturale-
za y la acción de ese elemental primario que, al ser irritado, pro-
duce el terreno mórbido propicio para el cáncer. la electricidad 
es una energía pacífica en el mundo oculto e integrante de todos 
los intersticios de la vida planetaria, manifestándose solamente 
en la periferia de la materia después de haber sido excitada o 
irritada, ya sea por el roce o fricción mecánica e irritación de 
las escobillas de metal sobre el dorso de los dínamos en movi-
miento, ya sea por la simple fricción entre dos paños de lana. La 
energía eléctrica, pues, se encuentra también en estado latente 
en su mundo natural, en la forma de un elemental primario, 
atendiendo a cierta necesidad de la vida física. Pero, cuando 
la irritan, baja su vibración normal y pasa a actuar vigorosa e 
intempestivamente en la superficie material.

el hombre, a través de la máquina eléctrica, produce la elec-

tricidad por la fricción de ese elemental energético y natural del 
mundo astral, que interpenetra toda la vida física. es evidente, 
pues, que la energía eléctrica existe tanto en el dínamo como en 
sus escobillas de metal, pero su revelación sólo se hace mediante 
la fricción, que el hombre consigue controlar hábilmente. Cuan-
do el relámpago surca el cielo y el rayo hiende el espacio carbo-
nizando la atmósfera, partiendo árboles o fundiendo objetos en 
su atracción hacia la tierra, es la misma energía primaria que se 
transforma en electricidad, materializándose por efecto de la fric-
ción o de la “irritación” producida por los choques de las nubes.

Aunque la electricidad se convierta después en fuerza agre-

siva y peligrosa, al aflorar del mundo oculto al exterior, el hom-

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