Fisiología del Alma 

propiamente física procesada de “afuera hacia adentro”. de ahí, 
pues, el motivo por el cual es inmune a la radioterapia, a la ci-
rugía y a la quimioterapia del mundo material, permaneciendo 
en la circulación astral del periespíritu, capaz de producir las 
reincidencias con la proliferación de los neoplasmas malignos 
en los tejidos adyacentes, en los operados o cauterizados.

Si la Medicina pudiese establecer una patogenia psicoastral 

y clasificar minuciosamente todas las expresiones de vida y de 
fuerzas que se manifiestan en el mundo astralino microscópico 
y que interpenetran toda la estructura atómica del globo te-
rrestre, nutriendo los reinos vegetal, mineral y animal, podría 
también identificar ese elemento primario creador que, al ser 
irritado por fuerzas adversas en eclosión o por la mente hu-
mana, perturba la base electrónica de las células constructoras 
del organismo físico. Cuando es violentado en el campo de las 
fuerzas más densas, que caldean las configuraciones vivas más 
groseras, origina los efectos cancerosos que alcanzan a los ve-
getales, a las aves, a los insectos, a los reptiles y a los animales. 
Sin embargo, si es alcanzado por alteraciones energéticas más 
profundas, producidas por las fuerzas mentales y emotivas, pro-
duce el cáncer en el hombre.

Siendo una de las energías que participan de la extensa 

cadena de fuerzas vivas ocultas y creadoras de las formas del 
mundo físico, es semejante al cimiento de piedras que, aunque 
permanezca oculto en el suelo pantanoso o en el terreno rocoso, 
garantiza la estabilidad del rascacielos. No obstante, desde el 
momento en que ese cimiento se arruine por la infiltración de 
la humedad, por alguna deficiencia en la liga de la argamasa o 
por cualquier erosión del suelo, es evidente que todo el edificio 
sufrirá en su verticalización y en su seguridad, por cuanto su ga-
rantía y su base sólida se transforma en un elemento peligroso 
para la sustentación arquitectónica.

lo mismo sucede con el elemento primario oculto que pro-

voca el cáncer, el que es, también, uno de los cimientos sus-
tentadores del edificio atómico de las formas vivas del mundo 
físico, mientras no sea subvertido por cualquier intervención 
perturbadora. Si lo desvían de su acción creadora o lo irritan 
por el uso delictuoso, se transforma en una energía perjudicial 

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