Fisiología del Alma
orgánicas del cuerpo físico y que se presume funcionen sin el co-
nocimiento directo del alma, tal como el fenómeno de la nutri-
ción, el de andar y el de respirar, es un acontecimiento automá-
tico, pues su armonía y éxito de acción controladora dependen
siempre del mejor contacto del espíritu con el cuerpo carnal. el
sistema respiratorio, el estómago, el intestino o el corazón, pue-
den sufrir alteración, también, como consecuencia de la menor
emoción o cambio del pensamiento, pues aunque sean órganos
que se hallen fuera del alcance de la voluntad, son perturbados
en su automatismo cuando se hallan sometidos con gran insis-
tencia por nuestro temor, angustia, irascibilidad o melancolía.
es de conocimiento popular que la alegría aumenta el flujo
de la bilis en el hígado, que la cólera lo paraliza y que la tristeza
lo reduce. los médicos afirman que se producen innumerables
modificaciones y reacciones en la vesícula biliar, ante simples
variaciones de nuestro pensamiento y de nuestro sentimiento.
esas alteraciones, como lo hemos recordado anteriormente,
ocurren más comúnmente en la región hepática, porque el cuer-
po astral, que es el responsable de la manifestación de las emo-
ciones del espíritu, se halla ligado al de la carne justamente en
el plexo solar, más conocido por plexo abdominal en la termino-
logía médica, el cual es el principal contralor de los fenómenos
digestivos. También se unen allí los nervios simpáticos y para-
simpáticos, con importantes funciones en esa zona. El primero,
tiene por función acelerar el trabajo de los órganos digestivos y
regular la entrada de la bilis en la vesícula; mientras el segundo
retarda todos sus movimientos fisiológicos.
Gran número de los fenómenos que ocurren en el cuerpo
físico comprueban la intervención del pensamiento producido
por la mente humana, que actúa a través del sistema nervioso
y repercute por el sistema glandular, fácilmente afectable por
nuestras emociones. El miedo, la vergüenza, la rabia o la timi-
dez, causan modificaciones en la circulación cutánea y produ-
cen la palidez o el enrojecimiento del rostro. Bajo las descargas
de adrenalina y demás alteraciones de las hormonas, de los ju-
gos gástricos y de los cambios en los centros térmicos, las pupi-
las se contraen y se dilatan, como también los vasos capilares.
Muchas enfermedades propias de la región abdominal, como
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