Fisiología del Alma
bajo adecuada medicación y dieta razonable, no obstante se ig-
nore que se trata de un impacto mórbido bajando directamente
del campo psíquico que perturbó las funciones nutritivas, irri-
tando cualquiera de los ángulos del intestino grueso. es cierto
que la apresurada protección medicamentosa al colon enfermo
irá a aumentar la resistencia contra la acción mórbida de los
residuos tóxicos bajados de la mente desorganizada o produci-
dos por las emociones descontroladas; tal vez impida la mayor
difusión por el delicado tejido o reprima el impacto mórbido del
mundo oculto, dificultando el mayor estancamiento de las toxi-
nas. no obstante verse estas toxinas impedidas de esparcirse
por la región inmunizada, no por ello hay solución de curación
definitiva, pues esas toxinas se desviarán en seguida para con-
densarse en otro órgano o región orgánica que, después del co-
lon intestinal, se presente más vulnerable a su acción virulenta.
desde el momento que el paciente persista en sus desequili-
brios mentales y emotivos, que nutren el morbo psíquico circu-
lante en su periespíritu, aunque la medicina le cure una enfer-
medad llamada “colitis”, lo cierto es que él mismo no quedará
curado! algún tiempo después, se ha de quejar del duodeno,
de la vesícula, del hígado, del estómago, del páncreas o de los
riñones, necesitando reiniciar la antigua peregrinación por las
clínicas médicas y luchar nuevamente con todos los tormentos
acostumbrados. Quizás tenga que recurrir a los tubos tradicio-
nales para agotar la bilis estancada, o a los medicamentos co-
lecinéticos para activar la vesícula. necesitará nuevas pruebas
radiográficas, alcalinizantes, anestésicos o antiespasmódicos,
viviendo de la esperanza de que el médico, muy pronto, ha de
descubrir su verdadera enfermedad! no hay duda de que no
demorará la nueva sentencia médica, afirmada en la brillantez
académica: tal vez sea una hepatitis, una úlcera duodenal o una
gastritis; una colecistitis o amebiasis; esplenitis, nefritis o una
grave apendicitis! Pero,aunque el médico consiga curar la ve-
sícula, el estómago, el bazo, el duodeno, los riñones o el hígado
enfermos, o el cirujano extirpe los órganos afectados, no por eso
el enfermo se puede considerar curado. el hecho de librarse de
los síntomas dolorosos o de los órganos que enfermaran bajo la
acción del veneno psíquico vertido por el periespíritu, no com-
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