Fisiología del Alma 

ción nociva del medio y solamente debida al estado de espíritu 
de los individuos dominados por el miedo o por la angustia.

de ahí, también, que en ciertos períodos se imponga la 

moda de la apendicitis, de la amigdalitis, de las úlceras gástricas 
opépsicas, de las vesículas lentas, de las colitis, amebas, giar-
dias, estrongiloides, o, como sucede actualmente, ¡un aumento
aterrador del cáncer! Se observa que esas anomalías parecen
corresponder exactamente a un “momento psíquico” mórbido,
afinando con cierto tipo de preocupación, angustia, tensión ner-
viosa o acontecimientos aflictivos del mundo. las estadísticas
médicas llegan a señalar ciertos tipos de enfermedades gene-
ralizadas que se avienen, perfectamente, al modo de vida y al
temperamento de determinadas razas y pueblos.

Pero es evidente que la mansedumbre, el perdón, el amor, 

la ternura, la humildad, la paciencia y el renunciamiento en-
señados por Jesús no alteran la armonía mental ni fustigan el 
periespíritu, ni bombardean el sistema vago-simpático, la fami-
liaridad cristiana y el culto salvador del Evangelio dinamizan la 
energía nerviosa y angelizan el psiquismo del hombre, así como 
la oración eleva el quantum vibratorio de la defensa del alma.

PREGUNTA: – En virtud de haber distinguido muchas 

veces los términos “enfermo” y “enfermedad”, ¿podríais expli-
carnos con más detalles las diferencias fundamentales que 
existen entre ambos conceptos?

RaMaTÍS: – Ciertamente, sabéis que la enfermedad es más 

propiamente un desorden funcional y no una anomalía cual-
quiera aparte que se aísle completamente de la unidad atómica, 
fisiológica o mental. aunque por el concepto anatómico del ser 
vivo, todavía tienda la medicina a hacer de cada órgano o sis-
tema enfermo una enfermedad y de ésta una especialidad que 
requiere tratamiento específico, no cabe duda que siempre hay 

enfermos y no enfermedades. a pesar de que el diagnóstico mé-
dico sea normalmente condicionado a una enfermedad especial 
en el cuerpo humano, es evidente que si en ese cuerpo todavía 
continúa manteniéndose la misma unidad y la predominancia 
del espíritu inmortal en su comando, es el “todo individuo” quien 
realmente está enfermo y no solamente un órgano o cualquier 

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