Ramatís
lanza en su cuerpo físico a través del sistema vago-simpático,
que lo perjudican y que más tarde se concretizan en la forma de
perturbaciones orgánicas. Muchas personas a las que se consi-
dera enfermas físicas, en realidad no son otra cosa que enfermos
psiquicos. Hay fobias, histerismos, depresiones o manías que
producen también los cuadros típicos de las úlceras. Cuando el
clínico no consigue el diagnóstico plausible con la prueba ma-
terial de la placa radiográfica que revela los nichos ulcerosos,
raramente comete equívoco si prefiere considerar el caso como
evidente “úlcera nerviosa”.
el organismo carnal — ya lo hemos dicho muchas veces —
es un verdadero “papel secante” del periespíritu, pues absorbe
toda la carga mórbida producida por la desarmonía mental y
por los descontroles emotivos del alma, para luego intoxicarse
por los fluidos psíquicos enfermizos. La situación del cuerpo
físico se hace más aflictiva si el médico, en vez de ayudarlo a
expurgar los venenos endógenos, lo satura con el quimismo
agresivo de las drogas tóxicas de la farmacología pesada. He
ahí por qué crece actualmente el número de las enfermedades
del aparato digestivo, a medida que más se perturba el espíritu
del hombre que, viviendo su hora apocalíptica tan profetizada
por los videntes bíblicos, se desinteresa de conseguir su salud
espiritual a través de las enseñanzas terapéuticas de Jesús.
Como las alteraciones psíquicas y emotivas de las criatu-
ras se parecen mucho en ciertas épocas, regiones o latitudes
geográficas, es por lo que se da la frecuencia de propagación
de enfermedades semejantes, ya que la mayoría de las personas
contagiadas o enfermas sufren las mismas causas de desorien-
tación mental y emotiva. No os es extraño que en las épocas de
revoluciones o de guerras, en las que los individuos de cierto
país se hallan bajo una misma emoción colectiva de odio, de
venganza o de miedo, se produzcan las condiciones apropia-
das para que surjan determinadas enfermedades que, en época
normal, sólo se producen de modo aislado. aunque se alegue
que en épocas belicosas la mala nutrición, la falta de higiene
oel medio insalubre son los responsables de las enfermedades
epidémicas, se sabe, por ejemplo, que la neurosis de guerra con
su cortejo mórbido ocurre independientemente de cualquier ac-
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