Fisiología del Alma
fiados y serenos al dolor que purifica y perfecciona. Sin duda,
mientras Jesús era inocente, vosotros sólo expiáis el resultado
de la siembra imprudente del pasado. Pero a través de las en-
señanzas evangélicas revigorizadoras del alma, podréis desatar
muy en breve los grilletes de vuestras culpas pasadas y liberaros
del sufrimiento, pues curando las enfermedades del alma, se cu-
rarán también las dolencias del cuerpo!
ningún medicamento portentoso de vuestro mundo puede
equipararse a las recomendaciones terapéuticas que el Sublime
Nazareno nos dejó en el admirable “Sermón de la Montaña”, y
que el evangelista Mateo nos transmitió en el capítulo 5:1-12,
de su evangelio: “Bienaventurados los mansos, los que lloran;
los que tienen sed de justicia; los misericordiosos; los limpios
de corazón; los pacificos; los que sufren persecuciones; los hu-
mildes de espíritu, porque ellos serán consolados alcanzando
misericordia, y de ellos será el reino de los cielos”.
331