Ramatís
PREGUNTA: – Concluyendo nuestras preguntas sobre el
asunto del presente capítulo, deseamos saber lo que nos aconse-
jáis como más sensato e inteligente, con el fin de que podamos
libertarnos más pronto del Karma doloroso del pretérito. ¿Ha-
lláis más justo que nos entreguemos por completo al sufrimien-
to y al dolor, pues que son efectos resultantes de la “expulsión”
mórbida de toxinas que afectan nuestro periespíritu enfermo?
RaMaTÍS: – Ya os hemos dicho muchas veces que no vivís
en la Tierra como consecuencia de algún castigo o equívoco por
parte del Creador, y sí con el fin de educaros para que en el
futuro disfrutéis del derecho a habitar los planos paradisíacos.
aprovechad bien vuestras experiencias espirituales, tal como lo
hacen los buenos alumnos en el curso escolar. aunque el dolor
y el sufrimiento sean desagradables, su función es la de trans-
formar la vestimenta periespiritual oriunda de las energías telú-
ricas del mundo animal, en la contextura delicada de la túnica
angélica. la encarnación del espíritu en los mundos planetarios
es bendita providencia que desarrolla su conciencia y le pro-
porciona la oportunidad de alcanzar la ventura por el mérito
del esfuerzo personal. Su demora en el contacto con la materia
proviene del deseo siempre insatisfecho y del apego en demasía
a la gran ilusión de la vida física, como si esta fuera la verdadera
vida. los entrenamientos ilusorios de la materia y de las pasio-
nes peligrosas, cuando son muy cultivados, debilitan la volun-
tad y la hipnotizan de retorno al linaje animal, que constituye la
base del periespíritu. Pero es de ley divina que todas las almas
terminen saturándose por la mediocridad de los sentidos físicos
y que modifiquen sus planos y destinos, para buscar, en defini-
tiva, las compensaciones elevadas de los mundos espirituales.
¡Y bajo nuestra sencilla opinión, Jesucristo es todavía el
“Camino de la Verdad y la Vida”, y por ese motivo os aconseja-
mos que lo sigáis como la ruta más cierta para nuestra vida y
para el logro de la más breve liberación de las cadenas kármi-
cas del pasado! en toda su excelsa obra, permanece la semilla
oculta de la senda venturosa. desde que el, como el inconfun-
dible mediador del Cielo, aceptó tranquilamente el sufrimiento
y el sacrificio que no merecía, para libertar al hombre de las
sombras de la animalidad, creemos que podéis entregarlos con-
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