Fisiología del Alma 

rado al enfermo y sí solamente reprimido la enfermedad. Sin 
duda, las toxinas psíquicas cuya expulsión completa sólo se ha-
ría efectiva a los 60 años de edad física, fueron refrenadas por 
la intervención médica a los 40 años y, realmente, aun restarían 
20 años para su expulsión total. Pero hay que considerar que 
aunque el cuerpo quedase curado, no por eso habría disminuido 
la cantidad del veneno psíquico acumulado por el periespíritu, 
para lo cual la técnica sideral había previsto la expulsión to-
tal en el plazo de 60 años de vida carnal. Aunque el tisiólogo 
pudiese liquidar los bacilos de Koch y reconstituir el terreno 
pulmonar por la urgente calcificación del enfermo, ello no sería 
suficiente para poder comprobar que se extinguiera completa-
mente el contenido tóxico incrustado en el periespíritu.

Pese al éxito del médico sobre el cuerpo carnal, las toxinas 

del periespíritu no desaparecerán, pues la cantidad reprimida 
antes del plazo marcado para su “descenso” total, continuaría 
todavía afligiendo al espíritu en el mundo astral, después de su 
desencarnación.

PREGUNTA: – Consecuentemente, ese espíritu de nuestro 

ejemplo, todavía tendría que ser tuberculoso en su próxima 
reencarnación durante 20 años más; ¿no es así?

RAMATÍS: – No juzguéis la ley del karma como si fue-

ra una ley draconiana semejante a la del “ojo por ojo y diente 
por diente”. ¡ningún acontecimiento en la vida creada por dios 
es de naturaleza punitiva! La tuberculosis o cualquier otra do-
lencia, como producto del “descenso” de los venenos psíquicos 
acumulados por el alma en sus momentos “pecaminosos”, se 
manifiesta tan virulento o blando en los síntomas patogénicos, 
de acuerdo con la resistencia orgánica hereditaria del paciente.

la propia Medicina distingue y clasifica los tipos humanos 

en sus diversas tendencias, vulnerabilidades y resistencia con-
génita de acuerdo con sus factores anatómicos y fisiológicos. 
Hay individuos de propensión tuberculosa, diabética, reuma-
tóide, sifilítica o apoplética, como también los biotipos sanguí-
neos, nerviosos, linfáticos, fosfóricos, carbónicos, hipertiroideos 
etc. En consecuencia, la carga fluídica enfermiza que baja del 
periespíritu a la carne del hombre produce la enfermedad en 

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