Ramatís
poliomielitis, las anemias, las afecciones exóticas, las dermatitis
graves, las úlceras gástricas y el aumento incesante de las enfer-
medades hepáticas, afrontan el talento y la previsión médica de
los más significados científicos. aumentan la neurosis, la aliena-
ción mental, y los hospitales psiquiatricos son insuficientes para
atender tantos desequilibrios nerviosos y a tantos desaciertos
mentales. aunque la humanidad terrestre esté todavía disfru-
tando de los favores de la penicilina, de la estreptomicina, de
la aureomicina, de la terramicina y de otras conquistas de la
terapia moderna de los antibióticos, por desgracia, ¡la medicina
no puede vencer aun con éxito la mortificante carrera del dolor
y del sufrimiento, humano!
la patología del cáncer, la morfea nerviosa y los terribles
efectos remanentes de la sífilis, continúan exigiendo el heroísmo
de los más devotos y geniales científicos que se responsabilizan
por la salud humana. los destacados médicos y los investiga-
dores brillantes reflexionan gravemente sobre las últimas teo-
rías terapéuticas indicadas en las publicaciones farmacológicas;
pero por desgracia, se ven en la necesidad de considerar como
obsoletas muchas de las prácticas y terapias que pronosticaban
éxitos incomunes, pero que fueron inútiles. Médicos sensatos
y prudentes advierten el peligro de los inocuos medicamentos
fabricados a última hora, que sólo atiende a los intereses comer-
ciales y a las ganancias inescrupulosas, sin garantía de sosteni-
da experimentación preventiva.
las enfermedades continúan exigiendo las más demoradas
reflexiones de los clínicos avanzados, mientras los hospitales se
vuelven insuficientes para abrigar los enfermos de todas clases.
en realidad, la Medicina ha combatido o impedido la extensión
de muchas enfermedades peligrosas para la especie humana,
gracias a sus excelentes recursos de laboratorio y de radiología.
Consiguió cierto éxito contra la tuberculosis, la lepra, la bruce-
losis, el tifus y determinadas afecciones reumáticas, impidiendo
la proliferación microbiana indiscriminada y oponiéndole las
fuertes barreras de los antibióticos y de la farmacología pesada
de última hora.
Pero es evidente que a pesar de la liquidación apresurada
de los gérmenes específicos de tales enfermedades y el estan-
314