Ramatís
PREGUNTA: – ¿Deberá el dolor ser por mucho tiempo un
fardo pesado para el hombre?
RAMATÍS: – El sufrimiento, como un proceso de limpieza
psíquica, se hace todavía necesario por mucho tiempo en el tipo
de planeta que habitáis. ¡el espíritu encarnado en la Tierra es
una entidad que exige el dolor como elemento de conducción
a la Luz! Tal como hemos recordado anteriormente, desde muy
temprano el hombre se somete al ejercicio gradual de acondicio-
namiento al dolor, con el fin de poder más tarde enfrentar con
éxito el sufrimiento crucial que es más común en la fase adulta,
de la expulsión tóxica que procede del periespíritu. la infancia
del cuerpo físico, en la Tierra, es también período de expulsión de
los fluidos perniciosos del alma, cuando confronta las enfermeda-
des tradicionales como el sarampión, la varicela, el coqueluche,
la escarlatina, la forunculosis, los fenómenos de la dentición etc.
en realidad, aunque muchos puedan dudar sobre lo que
decimos, tales situaciones aflictivas se convierten en verdadero
entrenamiento que experimenta y gradúa el inicio del descenso
más vigoroso de las toxinas psíquicas, preanunciando mayores
sufrimientos en el futuro. es la fase preparatoria que adiestra
y habilita al alma para los sufrimientos que le sobrevendrán;
pero por desgracia, las criaturas, mientras expulsan cierta dosis
maléfica de su carga psíquica, practican nuevos desatinos en la
vida actual; de lo que siempre les resulta una nueva acumula-
ción deletérea que arrastran para la reencarnación siguiente.
PREGUNTA: – Pero esas enfermedades como el sarampión,
la varicela y hasta el mismo coqueluche, que en la infancia
pueden servir de entrenamiento al espíritu con el fin de que se
prepare para afrontar mayores sufrimientos en lo futuro, ¿no
atacan también a los adultos?
RaMaTÍS: – no es conveniente que encaréis de modo dog-
mático las distintas manifestaciones sobre el sufrimiento en las
criaturas, puesto que se ejerce más por fuerza de necesidad espiri-
tual del ser, e independientemente de la edad o de cualquier otra
imposición personal. las enfermedades características de la infan-
cia, que pueden también atacar a los adultos, son verdaderos en-
sayos que preparan el espíritu para su mayoría de edad terrestre.
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