Ramatís

volatiliza gran parte de los venenos adheridos a su periespíritu. 
los expulsa hacia el medio ambiente, en un proceso de subli-
mación psíquica, en vez de hacerlos circular por completo por 
la carne mortificada. además de la oportunidad de renovación 
espiritual, al no dar lugar a un aumento de nueva carga nociva, 
la actitud angelical de conformidad no perturba el descenso de 
las toxinas mórbidas y asea más prontamente el periespíritu.

Todos los agentes morbosos del mundo psíquico, tales 

como gérmenes, bacilos, virus, miasmas, elementales o tóxi-
cos cruciantes, no resisten la fuerza desintegradora de la luz 
íntima que se proyecta del elevado espíritu. es por esto que 
ciertas criaturas permanecen inmunizadas, aun cuando actúen 
en medio de las enfermedades epidémicas o contagiosas, pues 
habiendo eliminado gran parte del morbo que densificaba su 
periespíritu, pudieron liberar en su intimidad la cantidad de luz 
suficiente para evitar la proliferación de los agentes peligrosos.

PREGUNTA: – Considerando que el dolor es un proceso va-

lioso en la edificación del espíritu ¿deberíamos condenar todas 
nuestras instituciones terapéuticas que intentan librar al hom-
bre del sufrimiento, procurando extinguir el dolor tan indesea-
ble? ¿Sería justo favorecer la proliferación de la enfermedad y 
de la lesión, sólo porque el dolor es de función purificadora?

RaMaTÍS: – desde el momento en que el dolor y el sufri-

miento son resultantes del desequilibrio del orden moral o del 
mal uso de los derechos espirituales, es obvio que sólo el reajus-
te espiritual podrá eliminarlos definitivamente de la Tierra. el 
dolor físico o moral se manifiesta también como advertencia o 
como correctivo, con el objeto de mantener la vida y garantizar 
el funcionamiento normal del cuerpo humano, y lograr que el 
espíritu descontrolado no se aniquile por el exceso de sus des-
manes. Como función de advertencia, el dolor es la brújula de 
seguridad biológica y psíquica; señala la frontera peligrosa que 
debe ser abandonada e invita al imprudente a reajustar su equi-
librio perturbado y tomar el camino del deber.

a pesar de todas las providencias dolorosas que la ley di-

vina estableció para evitar que el hombre se aparte del deber, 
hace milenios que la humanidad terrestre viene cultivando los 

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