Ramatís

denominaciones tradicionales clasificando los dolencias, pero 
casi siempre, sin lograr identificar al enfermo! es la hepatitis, 
la úlcera, gástrica o péptica, la colitis, la nefritis, la cirrosis, la 
amebiasis, el asma, el reumatismo, la tuberculosis, la diabetes 
etc.; son las atrofias, las insuficiencias cardíacas, las lesiones 
insuperables, la anemia perniciosa o los cuadros modernos de 
la alergia inespecífica.

en algunos casos, al descender las toxinas del psiquismo 

enfermo al metabolismo psíquico, se acomodan en la región 
cerebral y producen las enajenaciones mentales, los delirios 
ola hidrocefalia; o bien se acumulan en los plexos nerviosos,
causando las parálisis, las atrofias nerviosas o los síndromes
parkinsonianos. Pueden, también, causar disturbios en el fun-
cionamiento glandular, produciendo insuficiencias o hiper-pro-
ducciones graves de secreciones de hormonas, influyendo en el
crecimiento, en la reproducción y en el metabolismo vital de la
mujer o del hombre. Cuando se concentran más fuertemente en
los pulmones, convergen allí los bacilos de Koch, produciendo
la tuberculosis pulmonar; de localizarse en la región intestinal,
tanto pueden provocar la colitis, como establecer el terreno para
nutrir la giardia, el estrongiloide o las ameba coli e histolítica.

Justamente porque existe íntima relación psíquica entre la 

enfermedad y la naturaleza física del individuo, es por lo que 
se observa en ciertos tipos enfermos, un círculo vicioso que los 
mantiene bajo continua perturbación mórbida. Cuando se irri-
tan o se afligen, ven aumentadas las crisis amebiásicas; crece 
el azúcar en la orina, se aceleran las funciones desarmónicas 
de la tiroides, se agravan las disneas nerviosas, o proliferan las 
eczemas. Muchísimas criaturas viven encadenadas a los más 
terribles padecimientos generados en su región abdominal, in-
tentando frenar el vago-simpático a costa de drogas anti-espas-
módicas y reducir sus crisis de colitis o desinterías amebianas 
a base de medicamentos tóxicos; olvidándose, no obstante, de 
que, antes de la prescripción médica, es imprescindible contro-
lar la mente y la emoción, pues es de esa desarmonía que re-
sulta el bombardeo incesante al morbo psíquico, ya acumulado 
en la región del abdomen y super-excitado por nuevos flujos 
enfermos. algunas personas confiesan a sus médicos que ante 

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