Fisiología del Alma 

procesando la gestación del ser humano con vista a la futura y 
definitiva configuración angélica, o cuando él pierde la sintonía 
y se desvía de la ruta exacta de su ascensión espiritual. Bajo 
cualquiera de esos dos aspectos, siempre podemos verificar el 
sentido benéfico del dolor: en el primer caso, concentra energías 
y coordena el crecimiento angélico; en el segundo caso, hace la 
corrección del error, limpiando las vestiduras del alma de las 
toxinas residuales provenientes del mundo instintivo.

Son los pensamientos y los actos del espíritu los que de-

terminan la mayor o menor suma de dolores por los que ha 
de pasar, puesto que del equilibrio y de la paz de la conciencia 
espiritual del ser es que resulta la estabilidad magnética o elec-
trónica del periespírítu y del cuerpo físico. Como el ideal de dios 
es la armonía y el equilibrio perpetuo en el Cosmos, cualquier 
inestabilidad que se manifieste en el más ínfimo fluir de la vida, 
requiere siempre el inmediato reajuste, para que no perturbe 
el Todo armónico. He ahí, entonces, el dolor, surgiendo como 
proceso necesario a ese reajuste.

Como disponemos del libre albedrío hasta el punto en que 

nuestros actos no causen perturbaciones al prójimo o en aquello 
en que intervenimos, podremos extinguir el dolor poco a poco, 
a medida que nos integramos en la vida armoniosa creada por 
dios. Siendo el amor el fundamento esencial de toda vida, pre-
sente en la afinidad entre las sustancias, en la cohesión entre 
los astros y en la unión entre los seres, ¡es suficiente nuestra 
adhesión incondicional al ritmo constante de ese amor, para 
que en breve tiempo, la salud completa de nuestro espíritu haya 
eliminado el sufrimiento!

PREGUNTA: – En cualquier circunstancia ¿es siempre el 

sufrimiento un proceso de purificación espiritual?

RaMaTÍS: – el espíritu de dios, crea sus hijos como nue-

vos núcleos de conciencias individuales que se perfeccionan a 
través de las formas planetarias y se convierten en criaturas 
conscientes en el Cosmos. Dios es el “paño de fondo” de toda 
conciencia humana; y el hombre sólo podrá comprender este 
divino misterio después que se libre definitivamente de las for-
mas esclavizadoras de la materia y alcance los mundos del co-

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