Fisiología del Alma 

puesto que “el hijo y el padre son uno”, no cesa el desarrollo con-
ciencial de la criatura ante la fuerza expansiva del Creador, que 
se manifiesta de adentro hacia afuera en la conciencia humana.

Pero durante ese proceso de expansión y de perfecciona-

miento de su conciencia, el espíritu sufre las reacciones agre-
sivas y naturales de los mundos en los cuales se plasma en las 
formas animales, que son el cimiento necesario para que pueda 
activarse la llama angélica que palpita en su intimidad. Someti-
do a la cárcel de la carne, se confunde y considera el proceso in-
cómodo que lo perfecciona y atempera, como un castigo divino; 
y ignorando que, bajo la ley sabia del Creador, se está operando 
la metamorfosis del animal en el ángel destinado a la eterna 
Gloria Celestial! el corto período de dolor y de sufrimiento en 
los mundos planetarios, durante el cual se procesa la formación 
y el desenvolvimiento de la conciencia del hijo de dios, ¡es com-
pensado después regiamente por la felicidad eterna del Paraíso!

el hermoso brillante que ostenta la mujer vanidosa sobre 

su pecho, hubo de ser sometido a un procedimiento de perfec-
cionamiento bajo el cincel de los artífices, para despojarlo de la 
forma bruta del cascajo carbonífero y convertirlo en una joya 
fascinante.

PREGUNTA: – Pero sucede qué las propias religiones que 

tanto propagan la bondad y la sabiduría de Dios, conside-
ran el dolor como una expiación de pecado cometido por el 
primer hombre que habitó la Tierra, motivo por que ésta se 
convirtió en un “Valle de lágrimas”. ¿Qué decís al respecto?

RaMaTÍS: – aunque todas las religiones se atribuyen ser 

poseedoras de la Verdad de dios, lo cierto es que todas ellas se 
asientan en interpretaciones de sus fundadores o de los doctores 
de la iglesia sobre lo que sea la Verdad divina, afirmándose así 
en una serie de dogmas seculares que, si bien debían adaptarse 
a la estrecha mentalidad de los pueblos antiguos desconocedo-
res todavía de la Tercera Revelación, no se adaptan a la menta-
lidad del hombre moderno que quiere saber de dónde vino, qué 
hace en este mundo y para dónde va; y que, además de eso, tiene 
a su disposición un enorme caudal de conocimientos sobre lo 
que pueda ser la Verdad divina.

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