Fisiología del Alma
PREGUNTA: – Creemos que, naturalmente, os referís al
caso de los religiosos dogmáticos o a las religiones seculares,
como el catolicismo, el protestantismo y las sectas adventistas,
que comúnmente hostilizan el espiritismo terapéutico, el eso-
terismo o las teorías reencarnacionistas, ¿no es así?
RaMaTÍS: – nuestra afirmaciones no tienen, en modo al-
guno el propósito de promover la “conversión” de los católicos,
protestantes o adventistas a los preceptos de la doctrina espiri-
ta. el sectarismo es una enfermedad que se desarrolla en cual-
quier credo, religión o doctrina; y el espiritismo, en vista del sec-
tarismo de muchos de sus adeptos, no se encuentra libre de esa
anomalía. ¿no existe también, gran número de espiritistas que
combaten frenéticamente el trabajo ruidoso de los umbandistas,
las reuniones blancas de los esoteristas, las silenciosas medita-
ciones de los yogues, la mesa redonda de los teosofistas o las
preocupaciones iniciaticas de los rosacruces? ¿no hay espiritis-
tas que alegan poseer la mejor verdad o un sistema doctrinario
superior, exclusivista, de las mesas kardecianas, mientras sólo
encuentran confusión, estulticias y mala intención en el ritualis-
mo de los umbandistas? Para muchos adeptos del espiritismo,
los esfuerzos esotéricos o los emprendidos de propaganda de los
rosacruces son de exclusivo comercialismo e intereses persona-
les, y las labores teosóficas no son otra cosa que una teoría sin
el valor de la “caridad” práctica del kardecismo. no dudamos
que esto desmiente, por parte de tales espiritualistas, el sentido
lógico de que realmente estén convencidos de que dios es sólo
uno y se halle en todos los seres y todas las cosas.
Pero la ley de ascensión espiritual que no posee prefe-
rencias personales, interviene con absoluta ecuanimidad y trato
amoroso en la senda evolutiva de todos los hijos del Señor, sin
preocuparse por el tipo de sectarismo religioso, cuidando so-
lamente de modificar a los sectaristas. es cierto que muchas
veces, el orgullo y el amor propio de la familia católica o de la
protestante acaba por ser vencido por la intervención milagrosa
del “médium” espiritista que devuelve la salud y la paz al hogar
afligido. Pero de otro modo, puede ser el padre bien asistido de
lo alto o la promesa al “santo” de la fe católica, como también
las oraciones del pastor protestante, lo que puede traer la ale-
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