Fisiología del Alma 

en la necesidad de reconocer el valor de la comunión de la familia 
y prestarse a recibir su auxilio para sobrevivir! antes, expulsaba 
de su presencia hasta a los humildes que deseaban servirlo; des-
pués, abatido y exangüe, toma la medicina hasta de las manos 
de un niño y sorbe la sopa bajo la vigilancia de la esposa amiga.

en la melancolía del lecho de sufrimiento, le ha de sobrar 

el tiempo para valorar los servicios que le prestan en la hora 
angustiosa; comprenderá la inutilidad del orgullo y de la irasci-
bilidad basado en el hecho de poseer un cuerpo excesivamente 
acolchonado de carne. entonces, la visita de un amigo, el interés 
del vecino o la lealtad constante de la esposa han de ser para 
él acontecimientos agradables y esperados con ansiedad. los 
más pequeños favores se transforman para en dádivas del cielo 
para el gigante de carne soterrado en el lecho, que no consigue, 
siquiera, atender a sus propias necesidades fisiológicas.

Visitado por facultativos que le describen diagnósticos sen-

tenciosos, envuelto por medicamentos famosos de la farmaco-
logía moderna, coleccionando placas radiográficas, exámenes 
complejos de laboratorio; perforado por las hipodérmicas y sa-
turado por grageas y comprimidos, ante la perspectiva de ser un 
ente incurable, sé va volviendo cada día más cobarde!

Pero lo qué importan al guía los diagnósticos brillantes, las 

elucubraciones etiológicas o las citas clásicas de rigor médico 
académico, cuando lo que en el caso interesa es la caída del gi-
gantón, vencido en la arena de la vida humana! no obstante la 
competencia médica que emitió un diagnóstico grave de infar-
to cardíaco, diabetes “melitus”, angina pectoris o la disfunción 
cardio-hepatorenal, lo que realmente se hace provechoso para 
el espíritu allí aprisionado en la carne flácida, es la naturaleza 
de sus nuevas reflexiones, que deben despertar en él un nuevo 
entendimiento sobre la verdadera naturaleza humana tan frágil, 
guiándole a la visión egocéntrica para la vida real del espíritu!

PREGUNTA: – ¿No sería suficiente la ley de causas y efectos 

para hacer rectificar a aquellos que pueden abusar de su per-
sonalidad humana en detrimento del prójimo? ¿Es necesaria 
cualquier otra intervención excepcional por parte de sus guías?

RaMaTÍS: – Repetimos: la Tierra es una escuela de edu-

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