Ramatís

guías en esa intervención espiritual para beneficio de sus pro-
tegidos encarnados?

RaMaTÍS: – Cuando fallan todos los recursos en el pla-

no mental de la inspiración superior y el protegido peligra en 
su integridad espiritual, generalmente, sus guías se valen del 
recurso de la enfermedad y de las vicisitudes morales y econó-
micas, a través de las cuales puedan neutralizar a tiempo las 
causas principales de los desatinos y de las imprudencias. Casi 
todos los seres humanos son portadores de verdaderas válvulas 
de seguridad psíquica, aunque se trate de deficiencias kármicas 
provenientes de males pasados, sirviéndose de las cuales inter-
vienen los guías para impedir los desvíos peligrosos.

Sabéis bien que el cuerpo carnal es el reflejo exacto del 

temperamento psíquico de cada alma, pues entre dos hermanos 
gemelos de perfecto parecido, aunque sean xifópagos, podéis 
notar considerable diferencia en su contextura moral e intelec-
tual, comprobando que aunque se hallen bajo el mismo patrón 
consanguíneo, bajo iguales antecedentes biológicos o tendencias 
hereditarias, esas dos almas difieren profundamente en cuanto a 
su ascendencia psíquica. Por tanto, el organismo físico de cada 
criatura conserva también en su intimidad etéreo-astral una 
zona vulnerable de su propio psiquismo ancestral, que puede 
servir de recurso excepcional para que, a última hora, pueda in-
tervenir el guía y aplicar la disciplina compulsoriamente, cuan-
do su protegido le hace “oídos sordos”.

PREGUNTA: – ¿Podéis ofrecernos un ejemplo concreto de 

ese asunto?

RaMaTÍS: – Hay casos en los que determinado protegido 

hasta entonces ordenado y amigo del hogar, se deja fascinar 
por cualquier pasión mundana peligrosa que poco a poco lo va 
absorbiendo, amenazando con causarle grave perturbación en 
el seno amigo de la familia. a veces, él se vuelve refractario a 
cualquier intuición espiritual superior o se niega a cumplir las 
promesas hechas durante el sueño cuando deja el cuerpo físico 
en el lecho, prefiriendo dejarse obcecar completamente por la 
mujer extravagante, parásita o fascinadora, por el alcohol o por 
el juego insidioso.

278