Fisiología del Alma
de líquidos las emanaciones psíquicas que absorbe, como si fue-
ra un “papel secante” vivo.
Por consiguiente, tanto tiene relación con el karma el he-
cho de que una madre necesita gestar un cuerpo físico para un
espíritu enfermo, como la tiene él de aquella que no posee su
cuerpo suficientemente adecuado para que pueda desempeñar
la función gestativa. en el primer caso, entra en juego la afini-
dad espiritual de la madre con el espíritu sufriente, o con su
deuda kármica del pasado, que la obliga a concederle un cuerpo
para que renazca en el mundo carnal. En el segundo, puede
tratarse de una criatura que, aunque en el pasado poseyese un
organismo favorable para el éxito de la procreación, hubo de
negarse a cumplir semejante menester. en este caso, la ley del
karma le impone un cuerpo deficiente para el cumplimiento de
la maternidad en la vida futura.
Hay que considerar, también, que si los venenos fluídicos
de un espíritu encarnante pueden causar terribles disturbios y
lesiones al organismo físico de su progenitura, muchos mayo-
res inconvenientes pueden producir las toxinas psíquicas que
el espíritu hace verter en su propio cuerpo, originando las en-
fermedades causadas por los productos de sus desequilibrios
emotivos y mentales.
PREGUNTA: – En el caso de la reencarnación de espíritus
que fueron suicidas o que traen deformaciones acentuadas
en sus periespíritus, ¿la progenitura podrá sentir sus deficien-
cias y sus aflicciones?
RaMaTÍS: – así como María, durante la gestación de Je-
sús, fue envuelta por los más sublimes fluidos y atravesó su fase
gestativa bajo la mayor tranquilidad y bienestar, hay madres
que durante esa fase delicada, sufren toda suerte de fenómenos
pungentes y opresiones angustiosas que les alcanzan el corazón
oel sistema nervioso. Hay casos en que, debido a la excesiva
toxicidad que emana del periespíritu del reencarnante — que
muchas veces le proporcionan en el futuro ataques de epilepsia
—, la madre pasa su temporada gestatória guardando cama,
constantemente enferma por las toxinas circulantes en su or-
ganización materna. No obstante, algunas veces es la propia
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