Ramatís
material y renunciaron a la personalidad humana, desarrollaron
poderes incalculables en el mundo espiritual, porque sus actos
estaban por encima del poder kármico terrestre. no obstante,
hombres como napoleón, aníbal, César y otros conquistadores
de coronas y condecoraciones del mundo transitorio material,
están recogiendo todavía los efectos de su precipitación al usar
maquiavélicamente de su libre albedrío, fuera de sus necesidades
espirituales. el hombre, por su propia voluntad, puede modificar
oatenuar su karma futuro, pero es obvio que no puede intervenir
extemporáneamente en el karma de la Tierra que habita, lo cual
depende directamente del karma del Sistema Solar. el planeta te-
rrestre no puede eludir su ley kármica ni modificar por su volun-
tad las etapas evolutivas resultantes de los movimientos y de los
reajustes de otros orbes afiliados a la misma ronda planetaria.
el hombre se vale mejor de su libre albedrío a medida que
acelera su progreso espiritual y se libera de los ciclos reencarna-
tórios en la materia física, de donde el karma planetario, demasia-
do severo y restrictivo, reduce la acción de la voluntad humana.
PREGUNTA: – Cuando, durante la gestación, una mujer
atraviesa esa fase delicada de modo tranquilo, mientras otras
sufren tormentos y perturbaciones fisiológicas angustiosas,
¿debemos creer que en ambos casos predomina siempre la re-
colección kármica? ¿Será debido a un karma suave que la
primera es aliviada en el período gestativo, mientras la otra
sufre los efectos aflictivos de las causas perniciosas del pasado?
RaMaTÍS: – el acontecimiento depende muchísimo del
tipo del espíritu que debe reencarnar y que pasa a actuar en la
cápsula materna. Secundariamente, hay que considerar el tipo
biológico de la futura madre, la cual, por hereditariedad anató-
mica o fisiológica, puede verse en el caso de no poder ofrecer un
organismo físico apropiado por completo para una gestación
calmada y un alumbramiento fácil. Si el espíritu que va a reen-
carnar es portador de fluidos opresivos, tóxicos y contundentes,
es fuera de duda que la madre tendrá que sufrir su acción ve-
nenosa en su propio cuerpo etéreo-astral, dando ello lugar a las
angustias y a las náuseas muy acentuadas, como consecuencia
del esfuerzo heroico del organismo físico para expeler en forma
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