Fisiología del Alma 

rarse súbitamente, os preparamos psíquicamente procurando 
influenciar el mecanismo de vuestro apetito, os dando consejos 
fuertes y ostensivos, para que os sea más fácil os librar de los 
exóticos deseos de los asados y cocidos que, realmente, no dejan 
de ser desperdicios de cadáveres que os deben inspirar náuseas 
y aversión digestiva. de ahí nuestras preocupaciones sistemáti-
cas en favor de vuestro bien espiritual, para que ante la visión, 
por ejemplo, de esos menudos “sabrosos” que exhalan el oloroso 
mojo, reconozcáis los tétricos cartílagos que protegen la región 
bronco-pulmonar del buey, en cuya cavidad se procesan los re-
pugnantes cambios de materia corrompida.

PREGUNTA: – Por ventura, los cuidadosos exámenes a 

que son sometidos los animales antes de ser sacrificados, ¿no 
eliminan la posibilidad de contaminar al hombre con proba-
bles enfermedades?

RaMaTÍS: – esa profilaxis de última hora no descubre los 

residuos de la enfermedad que pueda predominar en el animal 
destinado al sacrificio y que, evidentemente, no dejó vestigios 
identificables mediante vuestra instrumentación de laborato-
rio. a pesar de los extremos cuidados de higiene y medidas de 
prevención observadas en los mataderos, ¡todavía desconocéis 
que la mayoría de los cuadros patogénicos de vuestro mundo 
se originan en la constitución mórbida del puerco! el animal 
no razona ni puede explicar satisfactoriamente sus sensacio-
nes dolorosas, consecuentes de sus condiciones patogénicas. el 
veterinario de buen criterio confronta exhaustivas dificultades 
para atestiguar la enfermedad del animal, mientras que el ser 
humano puede relatar con riqueza de detalles sus perturbacio-
nes; auxiliando al médico en su diagnóstico. aun así, ¡cuántas 
veces la medicina se ve imposibilitada para descubrir la natura-
leza exacta de vuestros males, sorprendiéndose con la eclosión 
de una enfermedad diferente a la considerada previamente por 
los familiares! a veces, un simple examen de orina requerido 
para fines de poca importancia, revela la diabetes que el médico 
desconocía en su paciente; un hemograma solicitado sin graves 
preocupaciones, ¡puede revelar la leucemia fatal! las enferme-
dades propias de la región abdominal, aunque sean explicadas 

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