Fisiología del Alma
to teratologico”, cumple la dolorosa terapéutica del estímulo y
de la contemporización para el necesario acuerdo espiritual y
el cese del odio milenario. en general, tales xifópagos se ven
obligados a ganar la vida exponiéndose al público en barracas
circenses bajo la empresa de hombres que persiguen ganancias.
aun en este caso, es la ley del karma que les impone esa humi-
llación pública, pues en realidad son fugitivos de la corriente
normal de la vida, que necesitan ser expuestos para escarmiento
de la humanidad terrestre. a veces, tales espíritus son respon-
sables de los odios que aun se transmiten secularmente entre
familias demasiado apegadas a las tradiciones ancestrales.
PREGUNTA: – ¿Qué podéis decir de algún médico que, con
el fin de procurar alivio a los padres, practicase la eutanasia
y aniquilase en la cuna de nacimiento alguno de esos seres
xifópagos o deformados que muchas veces parecen terribles
afrentas a la propia forma humana?
RaMaTÍS: – ese médico incurriría en una grave falta para
con el plano creador de la vida humana, pues el cuerpo carnal,
sea cual fuera su aspecto y condición física, es siempre un valio-
so laboratorio de experimentación para el espíritu inmortal. los
médicos que practicaran la eutanasia, o los padres que con ella
concordaran, dejados tomar del horror o de la repulsa ante la
figura extravagante de los hijos xifópagos o enajenados, estarán
retardando la ventura de aquéllos a los cuales deberían ayudar
a vivir, ya que intentan su reajuste espiritual “descendiendo” a
la carne para obtener la corrección de las insanias del pretérito.
Hay que agregar que los padres de los xifópagos fueron casi
siempre, en el pasado, los responsables directos de los brotes de
odio que aun dominan a esos hijos. la xifopagia, como recurso
compulsório que obliga a las almas a la mutua convivencia por
la unión de sus cuerpos físicos, sirve para suavizar las aristas
vivas del orgullo, del egoísmo, de la vanidad y del amor propio,
que pueden haber sido en el pasado las causas fundamentales
de la insoluble hostilidad. el desconocimiento de las causas que
provocan una vida teratológica no es motivo para que sea cor-
tada; hay siempre un designio superior en tal acontecimiento,
que no puede situarse bajo la dependencia de las impresiones
263