Ramatís

riores. eso, para él, es un mal, porque debido al efecto kármico 
que impide el movimiento de sus piernas, deja de participar 
adecuadamente en el curso de la vida transitoria del mundo ma-
terial. no obstante, en tal caso, la acción restrictiva de la ley no 
tiene por objeto hacerlo expiar de modo doloroso sus errores del 
pretérito y sí desarrollar en él un sentido mejor en sus futuros 
pasos. Si le impide participar activamente en los movimientos 
comunes de la vida física y lo mantiene en la parálisis, o hace así 
para obligarlo a vivir una existencia más introspectiva y a rea-
lizar un constante esfuerzo reflexivo que purifica su psiquismo.

la parálisis o deformidad que lo sujeta a una silla de rue-

das o al lecho de sufrimiento no sólo lo obliga a vivir una vida 
más psíquica, sino que lo aparta de las pasiones peligrosas y de 
las ilusiones que brotan en los caminos del fácil tránsito de la 
materia. el paralítico, pues, puede desarrollar mejor los bienes 
del espíritu e instruirse más fácilmente, pues son mucho meno-
res sus necesidades materiales y le sobra mayor cuota de tiempo 
para compensar los perjuicios del pretérito. lo que puede pare-
cer castigo o expiación espiritual a las criaturas ignorantes del 
sentido creador y de la recuperación kármica del alma, en ese 
caso no pasa de ser una rectificación de la onda de la vida, que 
estaba desarmonizada con la conciencia del ser.

del mismo modo, cuando se represa el curso de los ríos, no 

se hace para castigarlos y sí solamente para que de la acumula-
ción de sus aguas resulte una mayor fuerza para la usina bien-
hechora. Por tanto, cuando muchas veces la ley del karma, ajus-
tando el efecto a la causa correspondiente, represa la libertad 
del espíritu o lo paraliza en el ergástulo de carne rectificador, no 
lo hace con el propósito de promover una venganza divina, sino 
para corregir el desvío psíquico peligroso y reconducir el alma 
nuevamente a su curso venturoso.

PREGUNTA: – Pero es evidente que el sufrimiento huma-

no es aun un acontecimiento que muchas veces abate el espí-
ritu de tal modo que, probablemente, no lo compensa de sus 
errores pasados y hasta puede volverlo más refractario a la 
lección de rectificación espiritual. ¿No es así?

RaMaTÍS: – la enfermedad física es apenas un efecto 

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