Fisiología del Alma 

emanan del espíritu planetario del orbe terrestre y regulan el 
ajuste planetario como el crecimiento armonioso de su huma-
nidad. Cuando os ajustéis a esas leyes evolutivas y sólo sepáis 
obrar en favor de vuestro beneficio espiritual, sin entrar en con-
flicto con la colectividad, os será facultado el ejercicio del li-
bre albedrío de modo ilimitado. Por ahora, el hombre terrestre 
no puede disfrutar el derecho de ejercer su voluntad absoluta, 
pues hasta en sus relaciones genesicas se muestra inferior a los 
animales, que las respetan y las practican solamente en épocas 
adecuadas y exclusivamente con la finalidad de procrear.

en vista del extremado egoísmo, de la codicia y de la cruel-

dad del actual ciudadano terrestre, ¡vuestra vida sería un conti-
nuo desorden y un constante conflicto, si los poderes humanos 
pudiesen gozar impunemente de su libre albedrío!

PREGUNTA: – Pues que es nuestra responsabilidad la que 

reduce el uso del libre albedrío, ¿cómo podríamos ejercerlo de 
modo más amplio?

RaMaTÍS: – es Jesús quien responde mejor a vuestra inda-

gación, cuando establece la regla siguiente “Procurad la Verdad 
y la Verdad os hará libres.” Cuando el nos advirtió que su reino 
no era el del mundo material del César y sí el reino del espíritu 
eterno, nos indujo también a creer que el libre albedrío humano 
aumenta a medida que el hombre se liberta de la esclavitud de 
las formas y vive más dedicado al mundo del espíritu, en el que 
su voluntad angélica puede ejercerse de modo ilimitado.

el determinismo kármico de la Tierra, limitado por el de-

terminismo kármico de su sistema solar, reduce también el libre 
albedrío y la plena acción de la voluntad humana. el mundo 
material, con su sustancia letárgica, significa el ergástulo que 
aprisiona el espíritu, cuya naturaleza esencial es la de la liber-
tad en el Más allá. en consecuencia, ese libre albedrío — o esa 
voluntad a que os referís — sólo puede ser ejercido más amplia-
mente a partir del momento en que os liberéis más de la sustan-
cia material que compone y limita el cuerpo exterior del planeta.

a medida que os vayáis integrando en el Cristo planetario, 

que es el espíritu excelso que nutre vuestro orbe, crecerá sin 
duda vuestro libre albedrío en relación con los demás seres y 

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