Ramatís

el estableció, sencillamente, leyes ecuánimes y sabias que actúan 
bajo la égida del propio bien. ellas reúnen a los retardatários, a 
los rebeldes y a los obstinados que todavía se estacionan al mar-
gen de los caminos de la vida ilusoria de la forma, ajustándolos 
nuevamente al curso exacto de su ventura espiritual.

es la propia criatura la que se coloca ante su obra, debien-

do obtener los beneficios o sufrir los perjuicios, de conformidad 
con lo que disponga su voluntad en el sentido del bien o del 
mal. aun considerando como severa y condenable la ley del “ojo 
por ojo y diente por diente” que citáis, se ve bien que el senti-
do exacto de esa sentencia punitiva sólo se comprende con la 
responsabilidad de la propia alma para consigo misma, pues si 
el concepto es draconiano no establece otra cosa sino que la ac-
ción buena o mala practicada por el alma, haya de ocasionarle 
una reacción o efecto perfectamente correspondiente a su causa! 
Practicad, pues, solamente, acciones benéficas y, sin duda, será 
inocua para vosotros esa ley tan severa que, semejante a la de 
que “quien a hierro mata a hierro será herido”, sólo se refiere al 
cuidado del alma para consigo mismo y no para con el prójimo.

PREGUNTA: – Pero está fuera de duda que si nosotros su-

frimos limitaciones impuestas por el determinismo kármico 
del planeta en que habitamos, nuestro libre albedrío se hace 
inútil, ¿no es así?

RaMaTÍS: – el ejercicio de vuestro libre albedrío va mu-

cho más allá de lo que pensáis, pues que ya sois una voluntad 
espiritual definida y superior al propio orbe que habitáis. la 
diferencia principal para con el karma del planeta, está en que 
debéis asumir la responsabilidad de todos vuestros actos, sean 
buenos o malos. el cuerpo material del planeta Tierra represen-
ta la vestimenta exterior del Ángel Planetario, que lo alimen-
ta en espíritu desde su intimidad mental y astral. Su voluntad 
poderosa significa la propia ley actuando en armonía con el 
karma de los demás planetas del sistema, actuando de común 
acuerdo con el Ángel Solar , que es el responsable del progreso 
de todo el Sistema Solar.

aquello que consideráis un determinismo implacable que 

impide vuestro libre albedrío, es apenas el equipo de leyes que 

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