Ramatís
tema solar. Justamente debido a la regencia de esa ley kármica
que actúa en el sistema solar al que pertenece la Tierra, es por
lo que, en ciertas épocas determinadas para la consolidación de
su masa planetaria y del reajustamiento de su humanidad, se
registran las secuencias de los “juicios finales” correctivos, tal
como ya está sucediendo con vuestro orbe.
PREGUNTA: – ¿No sufrió ya la Tierra modificaciones se-
mejantes en el pasado, y por ese motivo podría ser dispensado
un nuevo evento kármico como el que anunciáis?
RaMaTÍS: – Realmente, la Tierra ha soportado ya muchos
“juicios” parciales, sufriendo efectos kármicos que reajustaron
su masa y modificaron ciertas regiones y zonas geográficas, en
perfecta concomitancia con la necesaria rectificación de una par-
te de su humanidad. Pero esta vez, la Tierra se modificará más
intensamente en su naturaleza planetaria y eso influirá en mayor
porcentaje en su humanidad, como determinismo kármico que
requiere la modificación, tanto de la morada como del morador!
es un acontecimiento profético que proporcionará exce-
lentes modificaciones a la masa terrestre y que beneficiará su
humanidad, después de la rigurosa selección espiritual. Y como
sois viajeros de la nave terrestre, os encontráis sujetos, también,
a su karma planetario...
Como todavía sois espíritus necesitados de experimentacio-
nes en planetas primarios, tenéis que
ajustaros al campo mag-
nético de la sustancia terrestre, del mismo modo que el barro
se ajusta a la voluntad del alfarero diligente. Pero no temáis,
puesto que la Tierra, además de ayudarlos a desarrollar el sen-
tido direccional de la conciencia, contribuye a que os libréis
definitivamente de las cadenas de las encarnaciones físicas.
Recordaos de que el orbe terrestre, con sus seducciones
transitorias, simboliza el mundo del César, en el que el alma,
cuanto más se apega, más se ata bajo la disciplina implacable
de su propio karma. En vez de lamentar el rigor y la inflexibili-
dad de las leyes kármicas que obran en el campo letárgico de las
formas terrestres, el espíritu diligente y sabio se entrega a una
vida de renuncia a todos los tesoros transitorios de la materia
y se consagra incondicionalmente al culto del amor al prójimo,
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