Fisiología del Alma
de átomos sobrecargados de energías?
en vista de esa disposición genial y constructiva de la na-
turaleza, el papel del médico no debe ser el de violentar esa
noble línea de montaje en la intimidad orgánica y sí el de auxi-
liarla con una terapéutica suave y energética. de ahí, pues, los
grandes beneficios que la homeopatía puede prestar al hombre
terrestre, pues aunque ella no provoque reacciones químicas
violentas, su función principal es la de despertar y potencializar
las energías adormecidas, para elevar el patrón dinámico de los
órganos debilitados, reeducándoles en lugar de violentarlos.
los antiguos, durante el tratamiento homeopático, se en-
tregaban al descanso completo de todas las actividades mate-
riales acostumbradas. los pacientes más rigurosos se recogían
al lecho, sometiéndose a un riguroso ayuno, con el fin de que el
energismo homeopático actuase con mayor éxito y aprovecha-
miento en su organismo libertado de las actividades comunes.
a través del ayuno, ellos ahorraban sus energías y reducían las
obligaciones cotidianas de los órganos principales y responsa-
bles de la digestión, dejándolos desahogados para que pudieran
acelerar el drenaje de las grasas, de las toxinas y de los residuos
perniciosos, que se habían convertido en un material inútil o
impropio a la vida normal del cuerpo físico. Muchas curaciones
homeopáticas que fueron consideradas milagrosas se debieron,
principalmente, a esa disposición saludable por parte de los pa-
cientes disciplinados, que así se preparaban orgánica y hasta
emotivamente, para conseguir el mayor éxito de la terapéutica
delicada de las dosis infinitesimales.
Como en la terapia homeopática las fuerzas internas des-
piertan potencializadas para obtener el socorro orgánico y efec-
túan la reparación de las regiones debilitadas del cuerpo físico sin
anomalías tóxicas, no se verifica en el enfermo la falta de apetito
ocualquier reducción en su metabolismo físico. en general, el pa-
ciente, bajo la actuación de los medicamentos violentos y tóxicos
de la alopatía, se agota por el trabajo obligatorio y anormal del
hígado y de los riñones, que se ven obligados a varias adaptacio-
nes inesperadas, cuando necesitan eliminar los residuos tóxicos
de ciertos remedios ofensivos a la armonía orgánica.
Muchos fracasos médicos no se deben tanto al debilita-
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