Ramatís
mismo modo que una maquinaria delicada se mueve con más
facilidad bajo la acción de una lubricación suave y fluida.
los pacientes que están muy habituados al tratamiento de
la homeopatía se hacen alérgicos a las prescripciones alópatas,
ante las cuales no solamente demuestran ostensiva desconfian-
za, sino que las temen como tóxicos peligrosos. Su psiquismo
predispuesto y condicionado a la receptividad energética de las
sustancias dinamizadas, reacciona a éstas con mucha facilidad,
propiciando un clima beneficioso para que la energía libre su-
pere la energía condensada de la materia.
Pero uno de los más poderosos desmentidos a esa livia-
na alegación, que la homeopatía sólo cura por la autosugestión
del paciente, consiste en que los veterinarios homeópatas han
efectuado muchas curaciones excepcionales en gatos, perros,
caballos o bovinos, animales que — como creemos — no pare-
cen accesibles a la sugestión ni deben encontrarse mentalmente
capacitados para formar juicio sobre cuestiones terapéuticas.
PREGUNTA: – Pero, ¿no es admisible que determinados
pacientes se puedan curar mejor por la sugestión que por la
dosis, aunque sean admiradores de la Homeopatía?
RaMaTÍS: – los fenómenos de lourdes, las curaciones
producidas por los santos y profetas, el clamor de muchos cu-
randeros que han levantado paralíticos, curado ciegos y defor-
mados, os prueba bien la realidad de la curación por la suges-
tión, sin que por ello se deba atribuir cualquier insuficiencia a la
homeopatía. ¡algunos seres poseídos de mucha fe, consiguen ge-
nerar en sí mismos un potencial energético tan intenso que, ante
el objeto de su poderosa confianza, hacen surgir en su intimidad
espiritual el contenido de fuerza que fue almacenada a costa de
sucesivas ansiedades fervorosas y de futuras esperanzas!
Es obvio que toda la energía así potencializada y que en la
fracción de un segundo puede ser liberada por el impacto po-
sitivo de la mente confiada en la curación, termina accionando
todo el campo orgánico del ser y actuando poderosamente en la
intimidad electrónica de las células físicas, corrigiéndolas bajo ese
comando mental activo y sin vacilaciones negativas. de la misma
forma, el pensamiento incesante y tenso con que ciertas criaturas
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