Fisiología del Alma 

la homeopatía. ¿Debemos creer en una terapéutica especial, 
capaz de modificar mecánicamente hasta la conducta del in-
dividuo? Bajo tal aspecto, ¿no desaparecen la responsabilidad 
y el mérito espiritual del hombre de conocerse a sí mismo y 
orientar conscientemente su propia evolución?

RaMaTÍS: – acaso el ciclo de las reencarnaciones, ¿no es 

una terapéutica divina que obliga al espíritu a rectificar y a pro-
gresar compulsoriamente, situándolo en los ambientes hostiles o 
entre la parentela terrestre adversaria, para hacerlo purgar sus 
enfermedades espirituales? ¡Cuántas veces el hombre cercado 
por la deformidad física, por una molestia congénita, por una 
parálisis orgánica y hasta sujeto a vicisitudes económicas y mo-
rales, está obligado a encuadrarse en los dictámenes del Bien! 
Sin embargo el espíritu no pierde el mérito de su rectificación es-
piritual, pues ante la escuela implacable de la vida física, su con-
ciencia decide aprovechar o despreciar la inexorable terapéutica 
kármica, aplicada compulsoriamente por la ley Justa del Padre!

las dosis infinitesimales por el proceso homeopático, pue-

den realmente modificar ciertos síntomas mentales del paciente, 
pues descargan y hacen volátiles los residuos psíquicos que pue-
den hallarse acumulados hace largo tiempo, ya sea intoxicando 
el espíritu, ya sea descontrolando las emociones, o afectando la 
dirección normal del espíritu. es de sentido común que ciertas 
drogas tóxicas y determinados tipos de estupefacientes, tales 
como el opio, la morfina, el aurum metalicum, la mescalina, 
el ácido lisérgico, el gas hilarante, la belladona o la cocaína, 
pueden influir en la mente de modo pernicioso, pues provocan 
distorsiones mentales, delirios alucinatorios, estados esquizofré-
nicos o melancolías en el psiquismo del hombre sano. de acuer-
do con la ley homeopática en donde “los semejantes curan a sus 
semejantes”, esas mismas sustancias tóxicas que en dosis alo-
páticas provocan estados mórbidos en sus pacientes o viciados, 
después de ser inteligentemente dinamizadas y administradas 
en dosis infinitesimales, pueden realizar curaciones en los casos 
cuyos síntomas mentales se asemejen.

Sucede también, que los estados frecuentes de rabia, melan-

colía, cólera, tristeza, exaltación íntima, injuria o celos, produ-
cen varios tipos de miasmas, virus psíquicos, toxinas y residuos 

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