Fisiología del Alma 

ficado por fuerza del clima angustioso que vive en el silencio de 
su alma, es lo que el médico homeópata tendrá que descubrir 
y exhumar bajo su coraza pesimista, de su melancolía y rebe-
lión, que son las manifestaciones accidentales provenientes del 
fracaso médico anterior de ahí, pues, la necesidad que tiene la 
terapéutica homeopática moderna de abrir el camino y desin-
toxicar ciertos enfermos, a fin de auscultarles la realidad tempe-
ramental y psíquica exactas, para poder prescribir con éxito las 
altas dosis constitucionales.

PREGUNTA: – En otra ocasion, dijisteis que para la mayo-

ría de los hombres modernos es difícil el éxito inmediato por 
el tratamiento homeopático. ¿Podéis aclararnos mejor, esto?

RaMaTÍS: – antiguamente, el paciente que se sometía al 

examen médico homeópata era menos complejo en su todo psi-
cofísico y, por tanto, se podía predecir con facilidad la naturale-
za de su morbo y anotar las causas exactas y perturbadoras de 
su psiquismo. Pero, al ser la vida moderna tan contradictoria, 
contaminada por costumbres perturbadoras, de vicios elegantes 
y conflictos emotivos que se inician en la infancia y acompa-
ñan al hombre hasta la cueva del cementerio, se crea en él una 
segunda naturaleza humana más artificiosa, que se impone a 
la característica psíquica del ser. Se sobrepone a la verdadera 
individualidad fundamental del enfermo. en verdad, oscurece 
su verdadero retrato psicofísico, lo que induce al homeópata a 
vacilaciones, para preceptuar la dosis electiva fundamental.

El hombre civilizado del siglo XX es un individuo habitua-

do a una alimentación defectuosa; abusa imprudentemente de 
la vitaminoterapia y de los antibióticos a granel; vive intoxicado 
por la radiactividad exhalada por las experimentaciones atómi-
cas, subvertido por los venenos corrosivos y viciosos del alco-
holismo, el cigarro y de los entorpecientes; atormentado por el 
bullicio de las ciudades; víctima constante de los tóxicos medi-
camentosos; curtido por la violencia de las hipodérmicas y atrin-
cherado detrás de los barbitúricos, con el fin de mantener el con-
trol nervioso y conseguir el reposo nocturno. Cada día pone en 
peligro su equilibrio nervioso, que es acicateado continuamente 
por las emociones desordenadas, aumentando, así, el número de 

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